Título original: Palindromes. Año: 2004. País: Estados Unidos. Género: Drama, Comedia Negra. Director:
Todd Solondz. Guionista: Todd Solondz. Intérpretes: Ellen Barkin, Jennifer Jason Leigh, Debra Monk,
Matthew Faber, Angela Pietropinto, Richard Masur, Bill Buell, Stephen Adly
Guirgis, Will Denton, Rachel Corr, Debra Monk.
Un buen puñado de
actrices muy distintas entre sí (siendo Jennifer Jason Leigh la más
experimentada y conocida) dan vida a Aviva, la protagonista de esta película;
una chica cuyo mayor sueño es ser madre. Sueño que se ve destruido en mil
pedazos cuando, tras quedarse embarazada, es obligada a abortar, lo que la
lleva a escapar de casa e iniciar un peregrinaje sin rumbo ni destino.
Solondz, director de la cinta, es un cineasta que se ha especializado en
mostrar las miserias humanas (véase Happiness,
de seguro su cinta más redonda), con la peculiaridad de saber otorgar a sus
historias un curioso (y estimable; cuasi helador) tamiz cómico. Digamos que es
un experto en mezclar con tino drama y comedia (negra). Pero si has llegado
hasta aquí (hasta la película que nos ocupa, quiero decir) de seguro ya eras
conocedor (y fan) de su cine.
Lástima que con Palíndromos pierda parte de esa frescura y franqueza tan presentes en sus anteriores obras. Además, tanto los diálogos como los personajes (por pantalla desfilan desde supuestos pederastas hasta religiosos ultraconservadores) resultan menos mordaces de lo habitual. No es que estemos ante una mala película; estamos ante un trabajo que supone un paso atrás con respecto a sus primeros largometrajes. Una película tan dura (no hay adjetivos suficientes para definir la crueldad del cineasta para con sus personajes) que te dejará petrificado o te hundirá en la más honda de las miserias. Nota para curiosos: Palíndromos está dedicada a la memoria de Dawn Wiener, el personaje de Heather Matarazzo en Bienvenidos a la casa de muñecas (Welcome to the Dollhouse). Resulta que la actriz rechazó participar en la misma y Solondz decidió matar al personaje. Sin rencores.
Lo mejor: Su marcado carácter de rareza.
Lo peor: Una historia farragosa
y menos acertada que de costumbre. También su inusitada dureza (¡y eso que
estamos hablando de una película de Solondz!).
Puntuación: 5,5/10.
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