Título original: The Hurt Locker. Año: 2008. País: Estados Unidos. Género: Bélico. Directora:
Kathryn Bigelow. Guionista: Mark
Boal. Intérpretes: Jeremy Renner,
Anthony Mackie, Brian Gerarghty, Guy Pearce, Ralph Fiennes, David Morse, Evangeline
Lilly, Christian Camargo.
Kathryn Bigelow
pasará a la historia por ser la primera directora en alzarse con el Oscar (y
con el Bafta y el Directors Guild of America) en dicha categoría (En tierra hostil se llevó a casa otras
cinco estatuillas: mejor película, guión original, montaje, sonido y efectos
sonoros); y, si bien su película no es redonda, lo cierto es que tiene los
suficientes valores como para no ser otra tópica cinta bélica más. Además, la
intensidad y realismo con que Bigelow filma las escenas de acción termina
siendo determinante para su buen acabado, situándose entre lo mejor de la misma
con diferencia.
El argumento es bastante sencillo: William James (Jeremy Renner, Ojo de Halcón
en las superheroicas aventuras para la gran pantalla de la compañía comiquera Marvel) es llamado para liderar un
comando destinado en Irak y especializado en la desactivación de explosivos.
Una vez allí, su carácter independiente y su arriesgada (más bien inconsciente)
forma de actuar hará que choque (más pronto que tarde) con sus compañeros. Así
pues, y hablando de los personajes principales, cabría señalar que el trabajo
de los actores es más que correcto, pero el carisma de Renner termina por
eclipsar al resto del reparto, quedando éstos relegados a un segundo plano. Y
ello a pesar de que la relación amor-odio (mejor dicho, amistad-odio) que se
establece entre ellos forma parte importante dentro de la trama, siendo además
uno de los más destacados puntos de interés de la película. Del mismo modo lo
es la que se establece entre el protagonista y Beckham (Christopher Sayegh), un
niño que vende películas de manera ilegal. Anthony Mackie (Falcon en el UCM, aka Universo cinematográfico
de Marvel), Guy Pearce (L.A.
Confidential, Memento),
Evangeline Lill (Ant-Man)
o Ralph Fiennes, nominado al Oscar por La
lista de Schindler (Schindler’s List) y El paciente inglés (The English Patient), son algunos de los
nombres que completan el reparto.
Uno de los grandes aciertos del guión (su gran baluarte, con permiso de Bigelow) reside en su astucia a la hora de distanciarse del tema central, sin involucrarse en la legitimidad de los actos cometidos por sus personajes y, lo que es más importante, sin ser un canto patriótico o antibelicista; es decir, sin tratar de remover conciencias de manera partidista, algo difícil (aunque muchas veces válido y hasta necesario) de encontrar en el género. Eso sí, como punto negativo indicar que a la película le sobran unos quince minutos, los cuales no ayudan a restar pesadez a una narración algo anquilosada durante el último tramo.
Lo mejor: Cómo la directora
enfoca algunos de los momentos clave (véase la escena que tiene lugar en un
supermercado o aquella otra en la que nuestro protagonista intenta retirar una
bomba atada al cuerpo de un civil inocente).
Lo peor: Los personajes
secundarios. Intrascendentes (más allá de servir como contrapunto a nuestro
protagonista y a sus acciones) en su inmensa mayoría.
Puntuación: 7/10.
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