Título original: Blue Valentine. Año: 2010. País: Estados Unidos. Género: Drama, Romance. Director: Derek Cianfrance. Guionistas:
Derek Cianfrance, Cami Delavigne y Joey Curtis. Intérpretes: Ryan Gosling, Michelle Williams, Faith
Wladyka, Mike Vogel, Ben Shenkman, Liam Ferguson, Maryann Plunkett, Samii Ryan,
Tamara Torres, Eileen Rosen, Carey Westbrook.
Williams y Gosling. Gosling y Williams. Dos de los mejores actores de su generación (aquí lo demuestran por
enésima vez). Son, además, el principal reclamo con que cuenta este pequeño
melodrama romántico que nos narra hasta qué punto puede deteriorarse una
relación sentimental. Así, a lo largo de casi dos horas, nos convertimos en
testigos directos de su presente y pasado, con todas las idas y venidas (incluido
el haber tenido descendencia) que ello conlleva. Y sí, para que funcione se
necesita un guión que nos enganche y el de Blue
Valentine lo consigue.
Lo consigue a pesar de que su tema central no resulte especialmente novedoso
(los dramas sentimentales están a la orden del día). Lo consigue gracias al
notable desarrollo de los personajes (Cianfrance logra que nos impliquemos
sobremanera en sus desdichas; su disección de una relación en plena decadencia
no puede ser más certera). Lo consigue porque se beneficia del excepcional
trabajo de sus protagonistas. Williams, por cierto, se hizo con una muy
merecida nominación al Oscar. Gosling no; pero su labor resulta igualmente
gratificante. Como curiosidad señalar que ambos ya habían trabajado juntos en
otra película: El
mundo de Leland (The
United States of Leland).
Es una verdadera pena que un trabajo tan válido como el que nos ocupa se las vea y se las desee para gozar de un estreno digno (el gran problema al que se enfrentan este tipo de películas independientes) y, sin embargo, la cartelera se llene de comedietas lobotomizantes y superproducciones para mentes mononeuronales. Sí, sé que me repito. Sé que debería haber hueco para todo tipo de producciones. Sé que Blue Valentine no es una película fácil. También sé (más bien afirmo) que estamos ante un trabajo plenamente satisfactorio. Un trabajo que mereció más difusión. Un trabajo de valores probados. Atención a sus bellísimos créditos finales.
Lo mejor: El guión y su pareja
protagonista.
Lo peor: Que películas así pasen
de puntillas a pesar de las buenas críticas y los premios recibidos.
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