Título original: Rosemary’s Baby. Año: 1968. País: Estados Unidos. Género: Terror, Drama. Director: Roman
Polanski. Guionista: Roman Polanski
(adaptando una novela de Ira Levin). Intérpretes: Mia Farrow, John Cassavetes, Ruth
Gordon, Ralph Bellamy, Sydney Blackmer, Maurice Evans, Charles Grodin.
La semilla del diablo (¡menudo
spoiler en forma de título!; ¡con lo sutil que era el original!) no sólo es uno
de los trabajos más aplaudidos de Polanski (lo cual, y teniendo en cuenta que
su filmografía incluye un buen puñado de títulos imprescindibles, ya lo dice
todo; eso sí, también se convertiría en el gran largometraje maldito de su
carrera, ya que daría pie a que un loco clan, capitaneado por Charles Manson,
acabara con la vida de varias personas, entre ella la embarazada pareja del
director, la actriz Sharon Tate; pero no toca hablar de tan tristemente célebre
historia; del resto de maldiciones de las que se acusa a este trabajo, entre
ellas del asesinato de John Lennon, el cual sucedió en el mismo lugar en el que
esta película fue rodada, tampoco), sino que también ha acabado convertida en
una de las películas de terror (cuasi psicológico; desde luego nada
sanguinolento; La semilla del diablo
no es nada explícita, prefiere sugerir a mostrar) más populares de la historia.
La trama se inicia cuando un joven matrimonio, el formado por Rosemary (Mia
Farrow; nota rosa: la actriz estaba, por aquel entonces, casada por Frank
Sinatra, quien, durante el rodaje de esta película, le presentó los papeles del
divorcio) y Guy (John Cassavetes, quien, dicen las malas lenguas, no se sentía demasiado
cómodo con su personaje, lo que provocó que Polanski aseverase que había sido
complicado trabajar con él), se traslada a un edificio en el que tuvieron lugar
unos terribles sucesos. Una vez instalados, ella comienza a sentir algo
extraño. Al mismo tiempo, y para más inri, sus vecinos, Roman (Sidney Blackmer)
y Minnie (Ruth Gordon), comienzan a mostrarse, para desesperación de nuestra
protagonista, de lo más condescendientes y absorbentes. Pero la cosa empeora
considerablemente cuando Rosemary se queda embarazada…
Polanski nos introduce con cautela en la historia (algo que en otras cintas de terror me hubiese parecido irritante, sí, porque soy un impaciente, aquí lo considero todo un acierto), tomándose su tiempo en presentarnos a los principales personajes y desarrollándolos adecuadamente para, posteriormente, ofrecernos un acto final tan intenso (e inmenso) como demoledor (y mucho más sutil de lo que los productores querían en un principio, todo sea dicho). A la maestría del director habría que añadir la buena labor del reparto. A destacar la magnífica interpretación de Farrow, quien logra plasmar el paso que sufre su personaje, de la dulzura a la locura, de manera impecable. La semilla del diablo es uno de esos clásicos que todo buen aficionado al género debería ver (y disfrutar, aunque eso se da por sentado). Nota: tiene una secuela, titulada ¿Qué pasó con el bebé de Rosemary? (Look What’s Happened to Rosemary’s Baby), telepelícula del año 1976, y también un remake, en forma de miniserie, del año 2014 y protagonizado por Zoe Saldana (Avatar).
Lo mejor: La labor de Polanski
(la planificación roza la perfección; el clima pesadillesco lo envuelve todo),
de Farrow y el desenlace. La película, por cierto, fue nominada a un par de
Oscars, los correspondientes a mejor guión adaptado y mejor actriz de reparto
(para Ruth Gordon). “Sólo” obtuvo el segundo.
Lo peor: Que ni Polanski (en la
categoría de mejor director) ni Farrow (¡a la pobre le hicieron creer que iba a
obtener el Oscar por esta película y no fue ni nominada!) obtuvieran sus más
que merecidas nominaciones a los premios de la academia, por decir algo
negativo (aunque ello no tenga nada que ver con la calidad de este trabajo).
Puntuación: 8/10.
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