Título original: Waitress. Año: 2007. País: Estados Unidos. Género: Comedia, Drama, Romance. Directora: Adrienne Shelly. Guionista: Adrienne Shelly. Intérpretes: Keri Russell, Nathan
Fillion, Cheryl Hines, Adrienne Shelly, Eddie Jemison, Jeremy Sisto, Andy
Griffith.
Las actrices suelen
quejarse de que apenas escriben papeles interesantes para ellas (menos aún
conforme maduran, pero ése es otro tema que daría para una conversación mucho
más profundo y larga). No les falta razón. Apenas el cine más independiente
sigue contando con ellas para encabezar historias con enjundia. La película que
nos ocupa, dirigida (y escrita) por la tristemente desaparecida Adrienne Shelly
(musa de Hal Hartley; nota: Shelly fue asesinada por un vecino, en el año 2006,
con el que había discutido debido a los ruidos que provenían de la casa de éste),
vendría a ser una buena muestra de cine de bajo presupuesto protagonizado por
mujeres (y en papeles que van más allá de acompañar al galán, o héroe, de
turno).
Shelly se reservó
un pequeño papelito en La camarera,
pero la verdadera protagonista de la misma es la televisiva (la hemos podido
ver en series tan dispares como la juvenil Felicity
o la multipremiada, y más reciente, The
Americans) Keri Russell. Russell da vida a Jenna, una camarera cuyo talento
creando tartas es inversamente proporcional a su malograda situación familiar;
situación familiar que incluye a un marido (Jeremy Sisto) posesivo y desequilibrado
que la mantiene atada (más todavía cuando queda embarazada). Y es que la joven tan
sólo ansía presentarse a un concurso de repostería y lograr reunir el dinero
suficiente para abandonarlo (aunque también sabe que los sueños rara vez se
cumplen). No son los únicos personajes destacables con que cuenta la cinta: convendría
señalar la presencia del también televisivo Nathan Filion (Firefly, Castle) como
interés amoroso (y ginecólogo) de nuestra protagonista, pero también la de
otros un tanto más caricaturescos, entre ellos los de las dos compañeras de
Jenna, Becky (Cheryl Hines), casada pero con una vida conyugal inexistente, y
Dawn (Shelly), soltera y exigente en su búsqueda de una relación. Y es que una
de las (grandes) bazas de la película es su capacidad para desmontar
estereotipos, construyendo personajes atípicos (algo esperpénticos pero con
personalidad). Eso y cómo trata temas duros (el maltrato físico y psicológico
que sufre el personaje de Russell, por ejemplo) de manera poco convencional (acertada
y sin edulcorados/lacrimógenos dramatismos).
Igualmente acertada es la labor de los actores, especialmente la llevada a cabo por Russell (basta comprobar el cambio que sufre su personaje durante el metraje, de la mirada fija y semblante serio del principio a la ligera comicidad y entusiasmo conforme avanza su historia). Poco importa su poco definido tono (mezcla drama y comedia con desigual fortuna, pero sin caer en ningún momento en maniqueísmos, manteniendo un ritmo pausado y ligero) o que se presente como una película menor, La camarera no sólo logra exaltar nuestras papilas gustativas, también se destapa como una película atrevida y poco convencional; toda una agradable y correcta sorpresa.
Lo mejor: Su reparto y
atrevimiento.
Lo peor: No haber podido
disfrutar más del talento de una muy polifacética Shelby.
Puntuación: 6/10.
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