Título original: Grey’s Anatomy. Años: 2018-2019 (Temporada 15 de Anatomía de Grey). País: Estados Unidos. Género: Drama, Comedia, Romance. Creadora: Shonda Rhimes. Intérpretes: Ellen Pompeo, Justin Chambers,
Chandra Wilson, James Pickens Jr., Kevin McKidd, Giacomo Gianniotti, Jesse
Williams, Kim Raver, Caterina Scorsone, Kelly McCreary, Camilla Luddington, Jason
George, Debbie Allen, Gregg Germann, Chris Carmack, Jake Borelli, Alex Landi, Stefania
Spampinato.
Ya es oficial, Anatomía de Grey
se ha convertido en la serie médica más longeva de la historia de la
televisión. Ya ha superado a la mítica Urgencias
(E.R.) y, además, ha sido renovada por otras dos temporadas. Esta decimoquinta
entrega continúa explotando la fórmula que la ha llevado a mantenerse tantos
años en antena: mezclar casos lacrimógenos y/o estrambóticos con el culebrón
alimentado por todas esas relaciones (ya imposibles de contabilizar) que
implican a los trabajadores del Grey-Sloan
Memorial Hospital (sí, el que más catástrofes, de todo tipo, acumula).
Porque lo que prima en esta temporada son las mezcolanzas románticas
(¡cuidado, los SPOILERS aparecerán ya mismo!). También otro tipo de relaciones
(veremos, por ejemplo, a Jo, el personaje de Camilla Luddington, y uno de los
que servidor menos tolera, indagar en su pasado), pero los que no se ven
envueltos en dichas tramas (y que tanto nos envician) sufren de otras mucho más
monótonas, lo que hace de su paso por esta temporada algo casi testimonial (¿cuánto
más piensan desaprovechar a Chandra Wilson?). Así, se forman varios corrillos,
entre los que destacan al triángulo amoroso orquestado alrededor de Owen (Kevin
McKidd), una recuperada (ya desde la temporada anterior) Teddy (Kim Raver) y
una siempre en la cuerda floja Amelia (Caterina Scorsone), pero también el
formado por esta última, el ya nombrado Owen o el recién llegado, y amigo de la
ya también nombrada Jo, Link (Chris Carmack), una especie de He-Man (y también
un muermazo de personaje, las cosas como las siento) que también muestra
interés, al menos en un principio, por nuestra antiheroína, una Meredith
(imperecedera Ellen Pompeo) cada vez más centrada en el lado luminoso de su
personaje (sic). Menos mal que los guionistas tenían guardado un As en la
manga, en forma de guapérrimo DeLuca (Giacomo Gianniotti), para ella (sí, dicho
emparejamiento me parece de lo más acertado). Pero la cosa no queda ahí, ya que
también disponemos del tándem formado por Teddy y un no siempre acertado (más
bien todo lo contrario) Koracick (Gregg Germann, inolvidable por su papel de Richard
Fish en mi querida Ally McBeal) o el
que integran Schmitt (Jake Borelli) y Nico (Alex Landi), la primera pareja de
hombres con cierta relevancia en la serie (no, no voy a criticar que hayan
tardado tanto; Anatomía de Grey
siempre se ha caracterizado, y sigue haciéndolo, por su carácter inclusivo). Y
todo ello además de intentar consolidar a una de las parejas más recientes, y
controvertidas: la formada por Jackson (Jesse Williams) y Maggie (Kelly
McCreary). ¡Casi nada!
¿La vida sigue igual? No exactamente. Así como reconozco que la
temporada anterior me había mantenido pegadísimo a la pantalla, en esta no me
ha ocurrido exactamente lo mismo. El problema: unas tramas, sobre todo las de
enredo amoroso, que no me han entusiasmado (a excepción de, y sí lo voy a
repetir hasta la saciedad, la que incumbe a Meredith). A su favor: que siga
tratando temas de relevancia social, como el maltrato, y/o de plena actualidad,
como el consentimiento. La acción se sigue desarrollando con la agilidad
prevista (al menos la prevista por los que ya conocemos su dinámica), las
tramas siguen jugando malamente con nuestros sentimientos (a veces de manera un
tanto torticera), los actores ya realizan su (más que aceptable) tarea casi de
manera automática y yo continuo siendo fiel al formato. No está mal para un
serie que lleva tantos años emitiéndose, ¿no?
Lo mejor: Sigo enganchado a
ella. No como lo estaba al principio de los tiempos, pero si lo suficiente como
para que siga siendo de las pocas series (al menos de esas que se emiten de
manera convencional) que me gusta llevar al día (bueno, más o menos). También
que hayan optado por juntar a Meredith con Andrew DeLuca (y ya no lo remarco
más, lo prometo).
Lo peor: La poca capacidad para
incorporar en las tramas, al menos de manera interesante, a personajes clásicos
de la serie o, así en general, el poco interés que despiertan en servidor la
mayoría de enredos románticos vistos en los 25 (uf, ¡cada vez se me hace más
cuesta arriba enfrentarse a temporadas tan extensas!) capítulos que componen
esta decimoquinta temporada.
Puntuación: 6,5/10.
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