Título original: Bonding. Año: 2019 (Temporada 1 de Bonding). País: Estados Unidos. Género: Comedia. Creador: Rightor
Doyle. Intérpretes: Zoe Levin,
Brendan Scannell, Micah Stock, Theo Sotckman, Kevin Kane, Stephanie Styles,
Gabrielle Ryan, Charles Gould, Alex Hurt, Matthew Wilkas, D’Arcy Carden.
Bonding, la serie de la que voy
a hablar hoy, pasó de ir presentándose en sociedad, y ganándose un buen
boca-oreja, en algún que otro festival a engrosar el catálogo de la
todopoderosa Netflix. Y eso que, así
de primeras, no se presenta como un producto típico de la plataforma, ya que
estamos hablando de una especie/suerte de webserie (a lo Paquita Salas, serie que también captó Netflix, por cierto; aquí
mi crítica de su primera temporada y aquí
la correspondiente a la segunda) de capítulos de corta duración (de poco más de
15 minutos; ¡viva!) y temática irreverente.
Y digo lo de
temática irreverente porque la protagonista femenina, Tiff (Zoe Levin), es una
joven estudiante que se gana la vida trabajando como dominatrix, mientras que
el mejor amigo de ésta, Pete (Brendan Scannell, visto en la serie Heathers, peculiar adaptación
televisiva de la película de culto; aquí
mi crítica de su primera capítulo y aquí
la correspondiente a su estupenda primera temporada), quien acaba de salir del
armario, terminará ayudándola en tan particular oda laboral.
El sexo (en su
versión más underground; pero visto
siempre desde una perspectiva cómica que logra quitar hierro al asunto
haciéndolo, de paso, mucho más accesible para casi todo tipo de público)
juega, en Bonding, un papel
destacable. En ese aspecto viene a unirse a dos (igualmente interesantes;
igualmente recomendables) producciones recientes en la que el mismo tiene un
rol relevante: Sex Education y su visión
desprejuiciada y didáctica (dicho esto como todo un piropazo) y la
infinitamente más bizarra, la más de las tres, Now
Apocalypse, del siempre excéntrico Gregg Araki). La amistad (la
establecida entre Tiff y Pete) también goza de mucha relevancia aquí.
Relevancia que debería gozar su muy estupenda pareja protagonista. Pareja protagonista
que funciona como perfecto pilar de la serie (¡nadie tan sincronizado para el
tono que requiere esta serie como Scannell!). Todo ello, así como su
ajustadísima duración, hacen de Bonding
una serie la mar de recomendable; una estimable rareza para los cánones de Netflix.
Lo mejor: Su duración, su
estrafalaria comicidad y su pareja protagonista (a destacar, en especial, la
vis cómica de Brendan Scannell, un talento a tener en cuenta al que servidor, y
no es por presumir, ya había descubierto gracias a la ya nombrada Heathers).
Lo peor: Un último capítulo
(señalar que esta primera temporada se compone de sólo siete capítulos) cuyo
tono poco tiene que ver con el del resto y que, al igual que sucedía con el de Girls,
me ha dejado un tanto descolocado (señalaré, para aclarar, que el de la serie de
Lena Dunham me dejó infinitamente más chafado; el de Bonding no está mal pero no me parece el mejor fin de temporada).
Puntuación: 7/10.
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