lunes, 2 de marzo de 2020

Dylan Dog: Los muertos de la noche

Título original: Dylan Dog: Dead of Night. Año: 20101. País: Estados Unidos. Género: Fantasía, Comedia, Terror. Director: Kevin Munroe. Guionistas: Thomas Dean Donnelly y Joshua Oppenheimer (adaptando los cómics de Tiziano Sclavi). Intérpretes: Brandon Routh, Sam Huntington, Anita Briem, Peter Stormare, Taye Diggs, Kurt Angle.   

Vampiros, hombres lobo y zombis son algunos de los monstruos que pueblan esta sosa comedia de terror protagonizada por el no menos soso Brandon Routh; sí, el que fuera Superman en la anodina película de Bryan Singer: Superman Returns. Aquí Routh es Dylan, un detective especializado en casos paranormales cuya última misión (la cual acepta a pesar de andar medio retirado y no querer saber nada de ese tipo de temas) le llevará a enfrentarse a viejos enemigos. Sam Huntington (Fanboys, la ya mencionada Superman Returns), Taye Diggs, visto en series como Ally McBeal, Sin cita previa (Private Practice), Asesinato en primer grado (Murder in the First) o Empire, y Peter Stormare (secundario de lujo que se ha puesto a las órdenes de cineastas tan dispares como Steven Spielberg, Terry Gilliam, Michael Bay, Lars von Trier, Wim Wenders, Joel Schumacher o los hermanos Coen) completan el reparto.


¿Por qué la película, adaptación de un cómic de culto italiano creado por Tiziano Sclavi, es un desastre? Muy sencillo, porque sus efectos especiales son mediocres (sobre todo si tenemos en cuenta que la cinta costó unos veinte millones de dólares y no hay estrellas en su reparto que justifiquen dicho desembolso), porque los momentos pretendidamente cómicos resultan irritantemente tontos, porque no hay tensión ni ritmo y porque los actores son de un soso (siento repetirme, pero es que es así) que tira de espaldas.


Me atrevería a decir que un trabajo de estas características podría haber funcionado mucho mejor como serie de televisión, estilo Buffy, cazavampiros (Buffy the Vampire Slayer), que como vulgar Serie B para la gran pantalla. Puede que todavía haya esperanza para el bueno de Dylan; no sería la primera vez que una mala película da lugar a una buena serie, ¿no?

Lo mejor: El potencial del material que se adapta.

Lo peor: Es el ejemplo perfecto de cómo no iniciar una franquicia rentable/estable.

Puntuación: 2/10.

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