Título original: Up in the Air. Año: 2009. País: Estados
Unidos. Género: Comedia, Drama. Director: Jason Reitman. Guionistas: Jason Reitman y Sheldon
Turner (adaptando una novela de Walter Kirn). Intérpretes: George Clooney, Vera Farmiga, Anna
Kendrick, Jason Bateman, Melanie Lynskey, J.K. Simmons, Danny McBride, Amy
Morton, Sam Elliott, Zach Galifianakis.
Tiene cierta (triste) gracia que una película así llegue en
unos tiempos tan convulsos para la economía mundial y con la alargada sombra de
la crisis de fondo. Pero empecemos contando que el eje central de la película (es
decir, su protagonista) es Ryan Bingham (George Clooney), cuyo trabajo consiste
en reducir personal, siendo contratado para despedir a los empleados cuando sus
jefes no se atreven o no pueden hacerlo. Trabajo que, por cierto, se le da muy
bien. Además le sirve para estar siempre ocupado, viajando de un lado para otro
y sin tener que mantener, más allá del laboral, contacto personal (y menos
familiar). Pero todo cambiará cuando conozca a Alex (Vera Farmiga), a la que podríamos
definir como su versión femenina, y le asignen una pupila (Anna Kendrick) a la
que iniciar en su oficio.
De la película cabría destacar su interesante enfoque: durante buena parte del último acto peca de edulcorada, pero por lo general funciona como una clásica comedia negra e irónica. Como irónico resulta que el personaje principal viva por y para su trabajo, y que dicho trabajo consista en despedir a otros (sic). También me gustaría destacar el gran trabajo que realizan sus protagonistas, especialmente Clooney, quien se amolda a la perfección a su personaje (despreocupado pero atento, confiado y enormemente encantador y/o embaucador. Sus compañeras no le van a la zaga, demostrando ambas una química de lo más palpable con el actor.
Jason Reitman, por su parte, ya había demostrado su buen hacer en el género con
sus dos películas anteriores. En esta ocasión vuelve a acertar, a pesar de no
salirse demasiado de los patrones establecidos en sus otros trabajos. Se podría
decir que en parte acierta por la enorme simpatía que sus personajes despiertan
en el espectador. O puede que sea gracias a varias escenas o detalles que hacen
de ésta una comedia superior a la media, bien sea por el guiño a Amélie (Le fabuleux destin d’Amelie
Poulain), por el momento karaoke que protagoniza el personaje de Kendrick, por las
“enseñanzas” de Ryan, por una voz en off
concisa (de la que, afortunadamente, no se abusa) o por un montaje de lo más
preciso. Es una pena que algunos no vean sus muchísimas virtudes y la
consideren una película sobrevalorada (¿tendrán la culpa sus 6 nominaciones a
los Oscar?).
Lo mejor: La
historia y su trío protagonista.
Lo peor: Cierto
ablandamiento en su devenir.
Puntuación: 8/10.
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