lunes, 22 de junio de 2015

Trust (Confía en mí)

Título original: Trust. Año: 1990. País: Estados Unidos. Género: Drama, Comedia, Romance. Director: Hal Hartley. Guionista: Hal Hartley. Intérpretes: Martin Donovan, Adrienne Shelly, Merritt Nelson, Bill Sage, John MacKay, Matt Malloy, Edie Falco, Karen Sillas.

Abanderado del cine independiente de los 90, Hal Hartley nos cuenta en Trust la historia de dos inadaptados: ella (Adrienne Shelly) es una joven que se ha quedado embarazada; él (Martin Donovan) un tipo arisco y algo hermético. Ambos parecen repudiados por una sociedad en la que no tienen cabida y por unos familiares y conocidos con los que mantienen relaciones más complicadas que afectivas. Pero, para sorpresa de todos, parecen complementarse entre sí a la perfección.


He de reconocer que me costó horrores empatizar con la pareja protagonista. Comparto parte de su desencanto (esa especie de lucha contra aquello que mantiene adormecida a la sociedad; sirva como ejemplo la que mantiene él, amante de la lectura, contra la televisión), pero ella se muestra en ocasiones de lo más egoísta (véase su primera aparición en pantalla) y él es un hombre violento. Me sorprende (no tengo muy claro si para bien o para mal) que sus prioridades y caracteres cambien tanto tras enamorarse.


Lo más destacable del cine independiente en general, y de los trabajos de Hartley en particular, es esa visión tan especial del mundo que nos rodea. Eso y los personajes atípicos, la naturalidad de los intérpretes, los diálogos (la cinta que nos ocupa se hizo con el premio al mejor guión en el Festival de Sundance) y, claro, su bajísimo presupuesto. Se suele decir que cuando hay pocos medios es cuando más se usa el ingenio. Ello sería la mayor virtud de la película: nos brinda lo que trabajos más convencionales y, por ende, comerciales no son capaces. El director nos ofrece una mirada a su particular universo, sin ignorar pasajes o acciones de lo más reprochables (Trust no es una película de buenos y malos). Ni Hartley ni sus personajes nos dejarán indiferentes.

Lo mejor: Es una atípica comedia “dramático-romántica”.

Lo peor: Cuesta simpatizar con los personajes.

Puntuación: 6,5/10.

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