miércoles, 14 de diciembre de 2016

Rabia

Título original: Rabid. Año: 1977. País: Canadá. Género: Terror. Director: David Cronenberg. Guionista: David Cronenberg. Intérpretes: Marilyn Chambers, Frank Moore, Joe Silver, Susan Roman, Patricia Gage.

Me gusta Cronenberg. Me gustan incluso sus trabajos más irregulares, primerizos (no los que lo alejan del cine de género, que conste) o bizarros (cosa que no me ocurre, por ejemplo, con el bueno de John Waters). El que nos ocupa es esas tres cosas y muchas más.


Marilyn Chambers (en un papel para el que Cronenberg quiso a Sissy Spacek, futura estrella del fanta-terror gracias a Carrie), actriz que desarrolló el grueso de su carrera en el porno (sic), es la gran protagonista de la cinta y da vida a una joven que, tras un duro accidente de moto, despierta desorientada y… ¡sedienta de sangre! Rabia llegaba tras el éxito, tanto económico, sobre todo teniendo en cuenta su minúsculo presupuesto, como entre los amantes del género, del anterior largometraje del realizador canadiense: Vinieron de dentro de… (Shivers). Recordemos también que Rabia se hizo con dos premios en el Festival de (¡cómo no!) Sitges: mejor guión y mejores efectos especiales.


No me cuesta nada reconocer que Rabia no se encuentra entre los mejores trabajos de Cronenberg. Ni siquiera es una película notable. Hay muchas cosas en ella que me llevar a afirmar tal cosa: acumula momentos risibles (véase la torpeza a la hora de filmar el accidente que da inicio a todo) o cuestionables (¿cómo puede ser que en la clínica en la que ingresa Chambers la gente entre y salga con total libertad?) y su acabado es terriblemente feísta (huelga señalar que estamos ante un largometraje de bajísimo presupuesto; costó unos raquíticos 500.000 dólares). Juegan a su favor el jugo que el director (y sobre todo el responsable de los artesanales efectos de maquillaje) saca a sus limitaciones (no sólo monetarias) o su vuelta de tuerca a un súbgenero (el de los zombis o infectados) que suele caer en la repetición de fórmulas. Que nuestra antiheroína infecte a través de una especie de falo (que a su vez emerge de algo así como una vagina situada en su axila) no es, ni de lejos, casualidad. Cronenberg siempre ha mostrado una fascinación cuasi enfermiza por todo lo que tiene que ver con enfermedades (valga la redundancia, deformidades y hasta mutaciones. No estamos ante un trabajo redondo, pero sí resulta curioso y, hasta cierto punto, fascinante. Imprescindible para conocer más a fondo al popular cineasta.

Lo mejor: Su desenlace y que sea algo más que otra película de infectados.

Lo peor: Que (al menos a priori) sólo pueda interesar a amantes del (sub)género o de su director.

Puntuación: 5,5/10.

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