Título original: Shivers. Año:
1975. País: Canadá. Género: Terror. Director: David Cronenberg. Guionista:
David Cronenberg. Intérpretes: Paul
Hampton, Joe Silver, Barbara Steele, Lynn Lowry, Allan Migicovsky, Susan Petrie.
Galardonada con el premio al
mejor director en el Festival de Sitges, Vinieron
de dentro de… (que en un principio iba a titularse La orgía de los parásitos de la sangre) puede ser considerada la primera
película formal de su director, el ínclito David Cronenberg. Y digo lo de
primera película formal porque fue el primero de sus largometrajes en contar
con un equipo de profesionales detrás (para los anteriores se rodeó de amigos y
tuvo que realizar por sí mismo gran parte de las tareas técnicas). Aun así el
presupuesto fue minúsculo (unos 180.000 dólares canadienses que se transformaron
en más de 33 millones tras su paso por las taquillas de todo el mundo).
La trama tiene como protagonistas
a unas babosas purulentas (el parásito al que aludía el título que no se llegó
a utilizar) que convierten a los humanos en zombis con fuertes instintos
carnales (sí, a Cronenberg siempre le ha gustado mezclar sexo y violencia). Aquí,
además, predominan las escenas desagradables y perturbadoras, las cuales se han
convertido en una de sus claras señas de identidad de su realizador, por mucho
que de un tiempo a esta parte haya suavizado considerablemente el tono (y la
visceralidad) en sus trabajos.
Abucheada por aquellos que no supieron ver en ella algo más que una simple
película de terror repleta de momentos no aptos para estómagos delicados, el
tiempo la ha convertido en cita obligada para los amantes del género y de su
director. Es imposible no hacerse eco del amateurismo de sus intérpretes (Susan
Petrie le llegó a pedir a Cronenberg que la abofeteara porque se veía incapaz
de llorar delante de la cámara) o de sus múltiples defectos técnicos (el
presupuesto no daba para más, eso está claro), pero hay que ser justos y
reconocerle su potencial y trasgresión. En ella encontramos ya algunas de las
claves que convirtieron a su realizador en uno de los directores más personales
(e interesantes) de su generación.
Lo mejor: Su desenlace y que sea una propuesta tan grotesca.
Lo peor: Cierta torpeza en las forma y hasta en el fondo.
Puntuación: 6/10.
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