Título original: Jackie Brown. Año:
1997. País: Estados Unidos. Género: Drama, Intriga. Director: Quentin Tarantino. Guionista: Quentin Tarantino (adaptando
una novela de Elmore Leonard). Intérpretes: Pam Grier, Samuel L. Jackson,
Robert De Niro, Robert Forster, Bridget Fonda, Michael Keaton, Michael Bowen,
Chris Tucker, Lisa Gay Hamilton, Tommy 'Tiny' Lister, Sid Haig, Aimee
Graham.
Habían pasado tres años desde la
sobresaliente Pulp
Fiction y había muchas ganas de un nuevo trabajo de Tarantino. El
realizador no se había estado de brazos cruzados, se mantuvo ocupado dirigiendo
un episodio de Urgencias (E.R.) y
uno de los capítulos que compusieron la irregular Four Rooms, e incluso se
atrevió a co-protagonizar, escribir y producir Abierto hasta el amanecer (From Dusk Till Dawn), pero su nuevo
larga duración, Jackie Brown, se
hizo (como hemos comprobado que suele ser habitual en él; no es Woody Allen ni
siente la necesidad de presentar una nueva película cada año) de rogar.
Aunque basada en una novela de
Elmore Leonard, Jackie Brown
conserva esa esencia que suele impregnar todos y cada uno de los trabajos de
Tarantino. Y es que su trama, sobre una mujer (Pam Grier) que tiene que lidiar
tanto con dos agentes, Ray (Michael Keaton) y Mark (Michael Bowen), que la han
descubierto transportando dinero negro, como con el mafioso para el que ha
estado trabajando (Samuel L. Jackson), contiene (casi) todos los ingredientes
que aderezan el cine de tan genial realizador.
Su trama sin fisuras, sus magníficos diálogos, su buen reparto (a destacar la labor de Pam Grier y de un inmenso Robert Forster, es decir, de los dos intérpretes rescatados para la causa) o la fluidez de la dirección, la cual consigue que sus dos horas y media no se hagan en absoluto pesadas, son algunas de sus muchas virtudes. He de reconocer que Jackie Brown no es una de mis películas favoritas de Tarantino (Pulp Fiction y Kill Bill serían mis elegidas), pero ello no quita para que me en la necesidad de reivindicarla como otra muestra de las muchas muestras del innegable talento de uno de los directores más idolatrados de los últimos tiempos.
Lo mejor: El clímax final y Robert Forster.
Lo peor: No se encuentra entre los trabajos más representativos de
su director.
Puntuación: 7/10.
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