Título original: Eyes Wide Shut. Año: 1999. País: Reino Unido. Género: Drama, Intriga, Erótico. Director: Stanley Kubrick. Guionistas: Stanley Kubrick y Frederic
Raphael (adaptando la novela de Arthur Schnitzler). Intérpretes: Tom Cruise, Nicole Kidman, Sydney
Pollack, Marie Richardson, Vinessa Shaw, Alan Cumming, Leelee Sobieski, Rade
Serbedzija, Todd Fields, Thomas Gibson.
Eyes Wide Shut pasará a la
historia por haber sido el último largometraje realizado por Stanley Kubrick
(se estrenó a los cuatro meses de su fallecimiento); una intriga erótica con
ciertas reminiscencias al cine paranoide del genial David Lynch o al Kubrick
más críptico; es decir, al que nos ofreció trabajos como La naranja mecánica (A Clockwork Orange). Como protagonistas (y
morbosos alicientes) tenemos a una de las parejas más famosas y polémicas del
Hollywood de entonces: Tom Cruise y Nicole Kidman, quienes dan vida a un
matrimonio que entra en crisis cuando la segunda le confiesa al primero, en un
alarde de sinceridad porrera, una fantasía sexual recurrente que la perturba y
en la que él no tiene cabida. Los realizadores Sydney Pollack (sustituyendo a
Harvey Keitel) y Todd Field, Marie Richardson (sustituyendo a Jennifer Jason
Leigh), Vinessa Shaw (Ray Donovan),
Leelee Sobieski (ya retirada del mundo de la interpretación) y Thomas Gibson,
visto en las series Dharma & Greg
y Mentes criminales (Criminal Minds),
completan el reparto.
Kubrick, que debía ser un cachondo (sólo así se explica que eligiese al actor más pulcro de su generación para protagonizar este thriller subido de tono cuyo mensaje final no puede ser más conservador: el sexo fuera del matrimonio puede ser terriblemente peligroso; porque cuando nuestro protagonista lo busca se encuentra con prostitutas enfermas, pederastas que trafican con sus hijos y aterradoras orgías cuasi satánicas…), introduce en la película interesantes simbolismos y crea una atmósfera tan asfixiante como aterradora (véase la escena de la orgía y el magnífico uso de la steadycam), logrando que los espectadores sintamos la misma angustia que el personaje principal. Igualmente alabable resulta el trabajo de los protagonistas (excelente elección) o su apartado sonoro (nunca unas pocas notas musicales provocaron tanto cangelo) y visual (me encandila especialmente cómo se juguetea con los tonos cálidos y fríos durante la escena en la que el personaje de Kidman se confiesa).
Pero no todo es tan positivo: su duración (¡más de dos horas y media!) es terriblemente excesiva; algo que podría haberse evitado eliminando escenas que aportan poco y desvirtúan el resultado final (a la cabeza me viene la que tiene lugar en la tienda de disfraces). Eyes Wide Shut no es un trabajo redondo, pero no desluce como excelente título destinado a cerrar con orgullo una de las carreras cinematográficas más fascinantes habidas y por haber; la de un genio del séptimo arte; la del gran Stanley Kubrick.
Lo mejor: Todo lo que tiene que
ver con la historia (incluyendo cómo es trasladada a pantalla).
Lo peor: Su duración.
Puntuación: 7,5/10.
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