lunes, 18 de diciembre de 2017

Star Wars: Los últimos Jedi

Título original: Star Wars: The Last Jedi. Año: 2017. País: Estados Unidos. Género: Aventuras, Ciencia-Ficción, Fantasía. Director: Rian Johnson. Guionistas: Rian Johnson. Intérpretes: Daisy Ridley, Mark Hamill, John Boyega, Oscar Isaac, Adam Driver, Carrie Fisher, Kelly Marie Tran, Anthony Daniels, Frank Oz, Lupita Nyong’o, Domhnall Gleeson, Andy Serkis, Laura Dern, Benicio Del Toro, Gwendoline Christie, Justin Theroux, Warwick Davis, Billie Lourd, Joseph Gordon-Levitt.

Llega la Navidad. Y con ella una nueva entrega de Star Wars. El año pasado se estrenaba, por estas fechas, Rogue One, spin off que contaba lo sucedido entre los episodios III, aka La guerra de las galaxias: La venganza de los Sith (Star Wars: Revenge of the Sith), y IV, aka La guerra de las galaxias: Una nueva esperanza (Star Wars: A New Hope); mientras que el año anterior hacía lo propio el esperadísimo episodio VII, aka Star Wars: El despertar de la fuerza (Star Wars: The Force Awakens), continuación de la ya lejana La guerra de las galaxias: El retorno del Jedi (Star Wars: Return of the Jedi). La que nos llega ahora, titulada Los último Jedi, y dedicada a Carrie Fisher (fallecida el 27 de diciembre de 2016), es secuela directa de la cinta de 2015, es decir, de la saga principal.


La película comienza, por lo tanto, donde lo dejó la entrega anterior, con Rey (Daisy Ridley) encontrándose cara a cara con Luke Skywalker (Mark Hamill). Pero también nos muestra (en realidad es lo primero que nos enseñan) cómo la Primera Orden acapara más y más poder, algo que deja en muy mal lugar a la resistencia RESISTENCIA que lidera Leia (Carrie Fisher), quien acaba enfrentándose con el valeroso Poe Dameron (Oscar Isaac) debido a sus opiniones encontradas con respecto a cómo dar esquinazo a esa Primera Orden que les pisa los talones (que los tiene acorralados, más bien). Éste sería, a grandes rasgos (recordemos que Los últimos Jedi dura unas dos horas y media), el argumento del largometraje. Largometraje dirigido en esta ocasión por Rian Johnson, realizados de las muy recomendables Brick, una de cine negro juvenil (sí, resumiéndola muy mucho) y Looper, cinta de viajes en el tiempo con Bruce Willis en su reparto. Ambas películas, por cierto, tuvieron de protagonista a Joseph Gordon-Levitt, quien aquí (y cuando digo hablo de Los últimos Jedi) presta su voz a uno de los personajes: Slowen Lo. En el reparto, además de los ya mencionados, repiten John Boyega, ex-soldado de la Primera Orden, Lupita Nyong’o, irreconocible en su papel de Maz Kanata (pirata de más de cien años), Gwendoline Christie, como la temible Capitana Phasma, o Adam Driver, cuyas aspiraciones pasan por convertirse en el nuevo Darth Vader. Nombres a los que se suman algunos nuevos. Los más llamativos: los de Laura Dern (Twin Peaks: The Return), Benicio Del Toro (Che) y un, visto y no visto, Justin Theroux (The Leftovers). Pero la gran revelación viene a cargo de la desconocida (al menos para servidor) Kelly Marie Tran, quien interpreta a la valerosa Rose Tico, compañera de aventuras del personaje de Boyega y esencial para el buen devenir de la trama.


Los últimos Jedi, a pesar de contener varios momentos épicos (la escena inicial, el clímax final, la batalla que protagonizan, codo con codo, dos de los personajes principales contra varios soldados, y cuya identidad, así como las consecuencias de dicha pelea, prefiero no revelar) se presenta como una película de transición en la que la acción apenas avanza (nuestros protagonistas, al menos el grueso de ellos, se dedican, prácticamente durante todo el metraje, a huir de los malos; es decir de la Primera Orden) y que incurre en los defectos de muchas de sus entregas anteriores. Sí, es espectacular; y sí, me gustaría haber sido alguno de esos que, en el cine y durante las escenas más llamativas, se dedicaron a aplaudir como si la vida les fuese en ello (tampoco llegué a emocionarme; ¡y eso que por el camino incluso nos han arrebatado a uno de los personajes más queridos y relevantes!). Ojalá hubiese salido de dicha sala de cine con la sonrisa propia de haber asistido a un acontecimiento tan importante como el que se supone nos ocupa (sí que llegue a sentir algo remotamente parecido a eso con El despertar de la fuerza). Ojalá lo pueda sentir con la siguiente (¿y última de momento?) cinta.

Lo mejor: Unos efectos especiales de los que quitan el hipo (¡lo contrario sería directamente denunciable!), las localizaciones (y decorados), el vestuario (el cual conjuga lo “mecánico”, por llamarlo de alguna manera, lo greco-romano y el prêt-à-porter; ¡casi nada!) y la fotografía (me gustó, especialmente, cómo lucen los dominios de Snooke, a quien da vida, por medio de la captura de movimiento, Andy Serkis). También la banda sonora, por muy sobreexplotada que esté. Es decir, destacaría prácticamente todo lo que tiene que ver con su apartado técnico y/o dirección artística.

Lo peor: Un guión que necesita más de dos horas para narrarnos la huida (hacia delante; bueno, más o menos) de nuestros héroes (seriously?), que abusa de los momentos cómicos (las primeras intervenciones de Luke Skywalker me resultaron especialmente irritantes; a los Porgs se lo perdono todo porque son adorables a más no poder, pero el diseño de personajes, así en general, peca de pueril) y que no respeta (al menos a mi entender) ni a los personajes más clásicos ni su legado (creo que me he podido pasar de drástico con semejante aseveración, pero es lo que siento).

Calificación: 5,5/10.

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