martes, 11 de febrero de 2020

1408

Título original: 1408. Año: 2007. País: Estados Unidos. Género: Terror. Director: Mikael Håfström. Guionistas: Matt Greenberg, Scott Alexander y Larry Karaszewski (adaptando una historia de Stephen King). Intérpretes: John Cusack, Samuel L. Jackson, Mary McCormack, Jasmine Jessi Anthony, Tony Shalhoub, Johann Urb.

Cuando Hollywood planea realizar una película (de holgado presupuesto) sobre fantasmas o lugares embrujados, no puedo remediar sentir un escalofrío. Una sensación que me provoca la, como norma general, ineptitud de los grandes estudios a la hora de abordar dicha temática; así como su afición por incluir efectos especiales por doquier en lugar de molestarse en provocarnos algún tipo de reacción (terroríficamente hablando). Uno de los casos más flagrantes que me vienen a la cabeza cuando pienso en (super)producciones de terror fallidas es el de La guarida (The Haunting), aquel ridículo remake protagonizado por Liam Neeson y Catherine Zeta-Jones, el cual daba más pena que otra cosa. Algo parecido sucede con 1408, aunque, afortunadamente, la película de John Cusack sale mucho (¡muchísimo!) mejor parada (¡y contando con un presupuesto bastante menor!).


Cusack interpreta a Mike Enslin, un escritor de segunda que se dedica a vagar por estancias en las que supuestamente habitan espectros, escribiendo posteriormente sobre sus prácticas. Casi por casualidad llegan a sus manos noticias sobre una habitación de hotel (la habitación 1408 del título) en la que ha fallecido gente en extrañas circunstancias. Ni corto ni perezoso, decide acudir, desconociendo la perturbadora experiencia que le aguarda...


1408 cuenta con muy pocos decorados (básicamente un puñado de exteriores y la habitación de hotel) y menos intérpretes (Cusack lleva, con convicción, el peso dramático de la película, mientras que Samuel L. Jackson se pasea, brevísimamente, por ahí), pero ello no crea problemas de ritmo a la misma. Si bien, ayuda mucho su ajustado metraje. Como también ayuda la narración, la cual nos introduce pronto en situación y nos obsequia con varios giros (alguno de lo más tramposo, todo sea dicho de paso) inesperados. Sin embargo, a pesar del buen puñado de sustos que nos ofrecen (la escena en el conducto de ventilación, la del tipo en la ventana de enfrente…), lo cierto es que el exceso de efectos especiales en ocasiones acaba dando al traste con el suspense.

Lo mejor: Su ágil narración y sus distintos giros de guión (no todos igual de convincentes; muchos de ellos, tal y como señalaba un poco más arriba, de lo más tramposos).

Lo peor: Se ve con facilidad; se olvida con todavía más facilidad. Además, la subtrama dramática, por mucho que de entidad al personaje principal, me chirría un poco y el abuso de efectos especiales entorpece el resultado final,

Puntuación: 5/10.

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