Título
original: Star Wars: The Rise of
Skywalker. Año:
2019. País: Estados Unidos. Género: Aventuras,
Ciencia-Ficción, Fantasía. Director:
J.J. Abrams. Guionistas:
J.J. Abrams, Chris Terrio, Derek Connolly y Colin Trevorrow.
Intérpretes:
Daisy Ridley, John Boyega, Oscar Isaac, Adam Driver, Carrie Fisher,
Mark Hamill, Harrison Ford, Billy Dee Williams, Kelly Marie Tran,
Anthony Daniels, Lupita Nyong’o, Domhnall Gleeson, Naomi Ackie,
Keri Russell, Richard E. Grant, Ian McDiarmid, Joonas Suotamo, Billie
Lourd, Dominic Monaghan.
¡Qué decepción!, lo
que comenzó, con Star Wars: El despertar de la fuerza (Star Wars: The
Force Awakens), como una nueva trilogía repleta de guiños y más
que buenas intenciones a desembocado en una saga tan olvidable como
esas precuelas perpetradas por George Lucas. Los últimos Jedi ya me pareció terriblemente
decepcionante (¿cómo podía cagarse tanto en la figura de Luke
(Mark Hamill)?) y la que nos ocupa, y que debería ser todo un
festival de acción y lágrimas (para algo cierra esta nueva etapa de
la popular franquicia), se destapa como una cinta que, además de no
arriesgar absolutamente nada (ninguna novedad, estamos hablando de
una película destinada a romper las taquillas de todo el mundo y sus
responsables lo saben), se caga (aunque sea un poquito o por
incoherente) en lo que se nos había venido narrando hasta ahora.
El ascenso de
Skywalker tenía una tarea harto complicada: cerrar las muchas
subtramas que se habían abierto (El despertar de la fuerza
funcionaba como película que nos contaba más o menos lo mismo de
siempre pero de manera actualizada y con una ingente cantidad de
guiños y homenajes, tanto para el fan fatal como para el fan
ocasional) y desarrollado (y no de manera demasiado acertada) con
esta nueva trilogía y, además, hacer olvidar el regusto agridulce
(había gustado más a crítica que a público; esta El ascenso de
Skywalker ha recibido más varapalos de la crítica sin llegar a
lograr el aplauso de los aficionados) que había dejado el anterior
largometraje (la ya mencionada Los últimos Jedi). Así, El
ascenso de Skywalker retoma la historia de buenos (liderados por
Rey, nuestra nueva Luke Skywalker, a la que da vida Daisy Ridley;
saber su procedencia es una de las grandes incógnitas de estas
nuevas películas y sí, la misma queda revelada en la que nos ocupa)
contra malos (con un Adam Driver que, aunque aquí no se luzca
demasiado, no ha parado de brillar desde su participación en la
serie Girls)
conforme va dejando de lado a buena parte de los nuevos fichajes, con
John Boyega y Kelly Marie Tran (cuya participación aquí queda
relegada a simple cameo) a la cabeza. Además, los que nos presentan
aquí tampoco es que aporten demasiado. Véase a Keri Russell, actriz
contratada (y a la que apenas vemos el rostro) para servir,
básicamente, como contrapunto romántico e innecesario (y es que El
ascenso de Skywalker se esfuerza en querer dejar a todos los
personajes emparejados o semi-emparejados y no tanto en querer dar un
cierre digno a una saga que ha ido como pollo sin cabeza).
2019 comenzó (bueno, más
o menos) con el decepcionante desenlace de Juego de tronos
(Game of Thrones), la serie de la década (¡y más!), y terminó con
esta otra decepción (¡los fans de este tipo de trabajos de género
no ganamos para disgustos!). A servidor le gustó especialmente la
primera película de esta trilogía, pero dice mucho que el título
más celebrado, si atendemos a lo dicho por fans, críticos y público
en general, sea Rogue One, spin off que contaba lo sucedido entre
los episodios III, aka La guerra de las galaxias: La venganza de los Sith
(Star Wars: Revenge of the Sith), y IV, aka La guerra de las galaxias: Una nueva esperanza (Star
Wars: A New Hope). El ascenso de Skywalker es un final de
fiesta más agrio que dulce.
Lo mejor: Los
efectos especiales siguen siendo espectaculares y la banda sonora de
John Williams tan electrizante (por mucho que no nos sea ya novedad)
como acostumbra.
Lo peor: Su falta
de cohesión/coherencia (por mucho que no estemos ante unas películas
altamente coherentes) y, por encima de todo, la falta de emoción y
emotividad que me transmite este título. J.J. Abrams pasa por aquí
de puntillas, como intentando no molestar. Lo que consigue es todo lo
contrario.
Calificación:
5,5/10.
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