viernes, 26 de mayo de 2023

Wendy y Lucy

Título original: Wendy and Lucy. Año: 2008. País: Estados Unidos. Género: Drama. Directora: Kelly Reichardt. Guionistas: Kelly Reichardt y Jonathan Raymond. Intérpretes: Michelle Williams, Will Patton, Will Oldham, John Robinson, Wally Dalton, Larry Fessenden, John Breen, Brenna Beardsley. 
 
Wendy y Lucy es un claro ejemplo de película independiente de calidad (historia sencilla pero emotiva, pocas localizaciones, ajustado reparto…). Reichardt crea una atmósfera desasosegante (la pequeña localidad en la que transcurre la acción, los coches que pueblan la carretera, la gente marginal…), casi carente de diálogos y con un argumento que puede parecer paupérrimo (habrá quien diga que en la película no ocurre nada, algo que no comparto en absoluto), ya que apenas conocemos nada de los personajes, ni siquiera de la protagonista. Sin embargo, ello no es impedimento para crear unos vínculos de afecto especiales hacia ella y hacia su desdicha. También influye mucho el magnífico trabajo de Michelle Williams, actriz por la que ya sentía una simpatía especial. Simpatía que ha aumentado considerablemente tras ver esta película.


El caso es que la historia no puede ser más sencilla. La misma está protagonizada por Wendy (Michelle Williams), quien viaja hacia Alaska en busca de trabajo y con la única compañía de su perra Lucy. Por un problema con el coche en el que viajan, quedan atrapadas en un pequeño pueblo, en el cual la joven es arrestada tras robar comida para perros en un supermercado. En ese intervalo de tiempo Lucy desaparece (estaba atada en la entrada de dicho supermercado), lo que da inicio a su desesperada búsqueda.
 

Se dice que el cine es puro divertimento, que funciona como producto de evasión. Es cierto, pero también es cierto que sirve para transmitir otras muchas sensaciones. Con este trabajo consiguen una muy concreta: emocionar. Wendy y Lucy no sólo tocó mi fibra sensible, también me mantuvo en tensión durante todo su metraje y, al final, ni siquiera conseguí evitar las lágrimas. Bueno, en realidad apenas pude evitarlas durante su casi hora y media de duración. Es más, mientras escribo esto y la recuerdo no puedo evitar sentir un nudo en la garganta. Hacía tiempo que una película no me provocaba algo parecido. Y es que la historia de esta joven y su perra es tan especial que es imposible no implicarse en su oda a la amistad. Puede que sea una película pequeña (en presupuesto, ¡sólo 200.000 dólares!), pero es grande en logros.

Lo mejor: Me mantuvo angustiado hasta el final, con el corazón encogido.

Lo peor: Que, como ya he dicho, haya quien la minimice diciendo de ella que es una película en la que no ocurre nada.

Puntuación: 8/10.

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