sábado, 2 de diciembre de 2017

El secreto de los hermanos Grimm

Título original: The Brothers Grimm. Año: 2005. País: Reino Unido. Género: Aventuras, Fantasía. Director: Terry Gilliam. Guionista: Ehren Kruger.  Intérpretes: Matt Damon, Heath Ledger, Monica Bellucci, Jonathan Pryce, Peter Stormare, Lena Headey, Anna Rust, Radim kalvoda, Martin Hoffman, Roger Ashton-Griffiths.

El secreto de los hermanos Grimm, primer trabajo como director de Terry Gilliam tras Miedo y asco en Las Vegas (Fear and Loathing in Las Vegas), película de 1998, y tras años intentado sacar adelante su particular proyecto sobre Don Quijote de la Mancha, no es un biopic destinado a narrarnos la vida y obra de tan populares autores, sino más bien un cuento fantástico a medio camino entre la comedia y el terror. Uno que bien podría pasar por alguno de los muchos que ellos mismos crearon. Matt Damon y Heath Ledger (en papeles intercambiados originalmente; nombre de Johnny Depp, con quien Gilliam ya había trabajado en la mencionada Miedo y asco en Las Vegas, llegó a sonar para uno de ellos; los de Robin Williams o Anthony Hopkins lo hicieron para otros más secundarios) son los encargados de dar vida a los protagonistas (aunque inicialmente cada uno iba a interpretar el personaje del otro).


El reparto, sin entrar a valorar en profundidad, cumple de sobras con su, en ocasiones un tanto plano, cometido. A destacar el tándem Damon-Ledger, a quienes acompañan actores de dilatada carrera, como Jonathan Pryce, quien ya se había puesto a las órdenes del director en la bizarra Brazil (película que presentaba una distopía satírica en clave de ciencia-ficción y en la que interpretaba a un burócrata que se hace amigo de un hombre, interpretado por Robert De Niro, cuya identidad ha sido modificada por un error de los más surrealista), o Peter Stormare, cuya extensa filmografía incluye títulos como Fargo, Bailar en la oscuridad (Dancing in the Dark) o Chocolat, y actrices tan dispares como la italiana Monica Bellucci (en un papel rechazado por Uma Thurman) o la inglesa (bermudeña; o hamiltana, para ser más exactos) Lena Headey (cuyo personaje iba a ser interpretado en un principio por Samantha Morton, actriz que contaba con el beneplácito del director y de Matt Damon, pero no de los productores, los temibles hermanos Weinstein), tremendamente popular gracias a su papel de Cersei Lannister en la serie Juego de tronos (Game of Thrones). Recientemente la propia Headey se despachaba contra Gilliam alegando que había sufrido bullying durante el complicadísimo rodaje de esta cinta. 


La película del ex-Monty Python pintaba, a priori, bastante bien (vale, puede que poner a Gilliam, un director tan personal como peculiar, al frente de una película como ésta, una cinta de aventuras y fantasía para todos los públicos, cuyo presupuesto rondó los 90 millones de dólares y cuya principal intención era, claramente, reventar las taquillas de medio mundo, no fuese la mejor de las ideas), pero el guión de Kruger, guionista de Laseñal (The Ring), su primera secuela, la peor entrega de la franquicia slasher del asesino enmascarado conocido como Ghostface (Scream 3, obviously) o varios de los títulos que conforman la saga Transformers, no termina de funcionar debido a su indefinición (a lo largo de la cinta se acumulan por igual momentos infantiloides y cómicos con otros algo más “terroríficos”). De todas formas, lo cierto es que, aunque el libreto sea muy mejorable y no saque todo el partido a tan curiosa historia, la película se deja ver con relativa (y un tanto aséptica) facilidad. Eso sí, me pregunto qué habría hecho un cineasta como Tim Burton con un material así.

Lo mejor: La dirección artística (todo lo que incluye vestuario, decorados, maquillaje y peluquería, efectos especiales…), su punto de partida (tiene cierta gracia que convierta a los hermanos Grimm en unos farsantes dentro de un mundo de fantasía) y algún que otro gag puntual.

Lo peor: Una historia a la que no se le saca ningún partido. Dicen que tanto Gilliam como Tony Grisoni, colaborador habitual de éste, metieron mano en el libreto; lo que no sabemos es si para mejorarlo o empeorarlo…

Puntuación: 5/10.

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