Título original: Spider. Año:
2002. País: Canadá. Género: Drama, Intriga. Director: David Cronenberg. Guionista: Patrick McGrath (adaptando
su propia novela). Intérpretes: Ralph Fiennes, Miranda Richardson, Gabriel
Byrne, John Neville, Lynn Redgrave, Tara Ellis, Bradley Hall, Philip Craig,
Gary Reineke.
Cronenberg pasó de ser un
cineasta de culto especializado en películas de género, con altas dosis de
casquería (Scanners, Videodrome...), a admirado director
que, aun conservando cierto gusto por el bizarrismo (argumental y visual), se
granjeó el beneplácito de la crítica especializada. Y no es para menos, ya que
incluso sus trabajos menores tienen un algo que los hace interesantes. ¿Cuántos
directores pueden presumir de ello?
Es verdad que sus películas no siempre son fáciles de digerir y que el gran
público puede no comulgar con sus historias. La que nos ocupa, por ejemplo, nos
narra cómo un hombre que acaba de salir de una institución mental (Ralph
Fiennes) rememora su infancia, haciendo hincapié en uno de los hechos más
importantes acaecidos durante la misma: la muerte de su madre (Miranda
Richardson). Pero, lo que podría haber sido un simple drama familiar se
convierte en manos de Cronenberg (y de Patrick McGrath, guionista y autor de la
novela que se adapta) en un ejercicio psicológico de lo más estimulante.
Además, el director canadiense cuenta con un reparto excepcional, siendo
Fiennes, quien se enfrenta a un personaje nada fácil de interpretar, el que
brilla por encima de todos (aunque Richardson, con su doble papel, también se
luce lo suyo). He de reconocer que Spider
no es mi trabajo favorito de Cronenberg, pero, como dije antes, sí que
encuentro en él las suficientes virtudes como para seguir confiando en el
talento de su realizador.
Lo mejor: Los recovecos de la historia.
Lo peor: Ciertas sorpresas de guión que, al final, resulta que no
lo son tanto.
Puntuación: 6/10.
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