Título original: The Boondock Saints. Año:
1999. País: Estados Unidos. Género: Acción, Comedia Negra. Director: Troy Duffy. Guionista: Troy Duffy. Intérpretes:
Sean Patrick Flanery, Norman Reedus, Willem Dafoe, David Della Rocco, Billy
Connolly, Brian Mahoney, David Ferry, Bob Marley, Scott Griffith, Layton
Morrison, Ron Jeremy (sí, el actor porno).
Connor,
interpretado por Sean Patrick Flanery, el que fuera protagonista de ese drama de
corte fantástico titulado Powder, también
conocido por aquí como Pura energía
(sic), y Murphy, al que da vida Norman Reedus, Daryl Dixon en la popular serie
de zombis The Walking Dead, son dos
hermanos irlandeses un tanto pendencieros que una noche, y por cosas del azar
(ejem), terminan con la vida de un par de mafiosos. Es entonces cuando deciden
acabar con toda la corrupción que asola Boston, ganándose así el afecto de
buena parte de los habitantes de dicha ciudad. Pero un eficiente agente del FBI,
llamado Paul Smecker (Willem Dafoe; Platoon,
Norman Osborn en Spider-Man
y sus dos secuelas, dirigidas todas ellas por Sam Raimi, Speed 2), les sigue la pista…
Guste o no guste, la influencia de Tarantino en el cine (actual) es indudable; y su estilo (considerado por muchos como un batiburrillo de ideas, fruto de su antiguo trabajo en un videoclub; y también de su obsesión por el séptimo arte, todo hay que decirlo) ha sido imitado hasta la saciedad. Buen ejemplo de ello sería la película que nos ocupa, y no sólo porque mezcle acción (y mucha sangre) con humor negro, sino también por su más que evidente colección de personajes puramente “tarantinianos”; sirvan como ejemplo, y sin tener que irse muy lejos, los hermanos protagonistas y lo mucho que éstos (me) recuerdan al personaje de Samuel L. Jackson (actor fetiche de Tarantino) en la magistral Pulp Fiction (véase la curiosa obsesión religiosa que comparten). Nota 1: el guión de Los elegidos fue comprado por la, al menos por entonces, todopoderosa Miramax (compañía para la que Tarantino realizó sus primeros largometrajes) a Duffy (quien por entonces trabajaba como camarero), proponiéndolo como director (al final aparece acreditado como director y guionista, aunque también participa, muy brevemente, en lo que vendría a ser un cameo no acreditado, como actor) e incluso tanteando a actores de primer orden (Ewan McGregor, Brad Pitt, Keanu Reeves, Ethan Hawke, Robert De Niro, Kevin Spacey, Kenneth Brannagh, Sylvester Stallone o Mark Wahlberg, quien rechazó el trabajo para poder participar en Boogie Nights, película de la que hoy reniega) para algunos de los papeles principales. Nota 2: la palabra fuck (por lo visto, y a tenor de lo mucho que la usa en sus trabajos, una de las favoritas del director de Jackie Brown) es pronunciada aquí un total de 246 veces. Eso sí, se queda lejos de competir por el récord que ostenta El lobo de Wall Street (The Wolf of Wall Street) y sus 506 fucks.
Volviendo a la cinta diré que, aunque el comienzo resulte alto titubeante, se eche en falta a unos protagonistas con más carisma (Duffy, por lo visto, estropeó por completo su entrevista con Ewan McGregor y el actor huyó del proyecto) y la dirección carezca de la fuerza necesaria (a pesar de alguna escena destacable, como la primera pelea, y lo que ocurre con cierto retrete, o los saltos en el tiempo que agilizan la narración), lo cierto es que se hace más y más amena conforme avanza la trama. Y, si bien la fama adquirida me parece algo excesiva, resulta igualmente cierto que como divertimento políticamente incorrecto (¿y esa grotesca escena en la que Paul se tiene que travestir, haciéndose pasar por prostituta, para poder entrar en la que casa en la que tienen secuestrados a Connor y Murphy?) es más que aceptable, por muy populista que se presente su discurso. No inventa nada, pero entretiene. Curiosidad: se convirtió en un título de semi-culto e incluso conoció una secuela, Los elegidos: The Boondock Saints II (The Boondock Saints II: All Saints Day), estrenada diez años más tarde. Hasta se ha venido rumoreando, de un tiempo a esta parte, con una posible adaptación televisiva en forma de serie que, de momento, no se ha materializado. Y todo ello a pesar de haber cosechado un sonoro batacazo en taquilla durante su (limitado) estreno (costó unos 7 millones de dólares y apenas recaudó, en Estados Unidos, unos míseros… ¡30.000!).
Lo mejor: Su irreverencia. Su
mezcla de acción y humor (negro).
Lo peor: Sus escasas novedades (con
respecto a otros títulos de similares características) y un discurso (visual,
narrativo y moral) que puede espantar a más de uno.
Puntuación: 5/10.
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