Título original: Black Panther. Año: 2018. País: Estados Unidos. Género: Acción, Ciencia-Ficción, Fantasía. Director: Ryan Coogler. Guionistas: Ryan Coogler y Joe Robert Cole (adaptando los comics de
Stan Lee y Jack Kirby). Intérpretes: Chadwick Boseman, Michael B.
Jordan, Lupita Nyong’o, Danai Gurira, Forest Whitaker, Angela Bassett, Sterling
K. Brown, Martin Freeman, Andy Serkis, Daniel Kaluuya, Letitia Wright, Winston
Duke, Denzel Whitaker, Stan Lee.
Black Panther
(conocido como el primer superhéroe negro nacido a través de una gran compañía
comiquera: Marvel cómics), aka T’Challa (Chadwick Boseman, a quien
pronto volveremos a ver, repitiendo papel, en la nueva entrega protagonizada
por los Vengadores), ya nos fue presentado en Capitán
América: Civil War (Captain America: Civil War), donde, además,
contaba, con un papel bastante destacable, haciéndose un hueco entre tanto
veterano o superestrella emergente, como el nuevo Spider-Man, al que
posteriormente veríamos en todo su esplendor gracias a Spider-Man:
Homecoming. En dicha película era introducido como príncipe de la ficticia
(no en el macro-universo Marvel,
claro) Wakanda; también buscaba venganza tras la muerte de su padre, uniéndose
a Iron Man en su lucha contra el grupo capitaneado, valga la redundancia, por
el Capitán América. Black Panther lograba dejar su impronta, pero a servidor
el anuncio de su propia película le dejaba un tanto indiferente.
He de reconocer que
mi falta de interés pudo venir derivada de mi casi completo desconocimiento acerca
del personaje. Apenas conocía alguna nota rosa del mismo: por ejemplo su intermitente
relación con Ororo Munroe, aka Tormenta
(y sí, ya se ha empezado a rumorear que, tras la compra de Fox por parte de Disney,
es muy probable que dicha relación la veamos más pronto que tarde en la gran pantalla).
Además, aunque su aparición en Civil War
me gustó, no produjo en mí el suficiente hype
como para esperar ansioso este nuevo capítulo del UCM expresamente centrado en su persona. Pero volvamos a Wakanda y profundicemos
un poco más en esta cinta. La sinopsis vendría a ser más o menos la siguiente: nuestro
protagonista regresa a Wakanda, una nación tan aislada como avanzada
tecnológicamente, tras lo acontecido en Civil
War, para ser proclamado rey, pero pronto aparecerá un viejo enemigo que podría
hacer tambalear su reinado, a Wakanda y hasta al mundo entero. Dirige, por
cierto, Ryan Coogler, quien hace tres años llamó la atención del personal
gracias a Creed. La leyenda de Rocky
(Creed), la sorprendentemente interesante (y exitosa) séptima entrega en la
vida del boxeador popularizado por Sylvester Stallone y en la que éste cedía la
batuta protagonista (reservándose el papel de mentor por el que fue nominado al
Oscar) al que parecer ser el gran actor fetiche de Coogler: Michael B. Jordan,
actor que aparece tanto en este trabajo (me refiero a Black Panther) como en otro protagonizado por personajes Marvel, porque recordemos que dio vida
a la Antorcha Humana en la denostada (y hasta el momento última) adaptación de
las aventuras de los Cuatro
Fantásticos perpetrada por Josh Trank.
Black Panther (la película)
supone un gran paso adelante, ya no tanto para el muy establecido UCM (aunque el que se aleje del tono
jocoso de otras de sus producciones más recientes, y criticadas por ello por parte
del fandom, como por ejemplo Thor:
Ragnarok, volverá a dar esperanza a algunos desencantados con los
últimos movimientos llevados a cabo por la compañía), como por el hecho de ser
una cinta protagonizada, casi en su totalidad, por afroamericanos, con un
superhéroe negro como cabeza de cartel y con un plantel femenino capaz de
llevar buena parte del peso de la misma (y pelear como pocos; y no tener que
conformarse con ser la chica florero o el típico interés amoroso del personajes
masculino relevante de turno). Ya sólo por eso estamos ante una película que
vale la pena, pero es que, además, nos ofrece una historia bien calculada, una
trama que, a pesar de narrar la típica historia de buenos contra malos, va un
poco más allá y goza de un buen plantel de actores entregados; a destacar la cantidad
de secundarios de relumbre con que cuenta el largometraje: Lupita Nyong’o, Oscar, en la categoría de
mejor actriz de reparto, por 12
años de esclavitud (12 Years a Slave), como Nakia, miembro de las Dora Milaje, es decir, de la guardia personal
del rey de Wakanda; Letitia Wright, vista en varias series inglesas como Banana, Cucumber, Doctor Who o Black Mirror, como Shuri, la luchadora hermana
de T’Challa; Forest Whitaker, actor que ha trabajado a las órdenes descrito por
el director como una especie de Obi-Wan Kenobi; Angela Bassett, comprometida,
al menos últimamente, con la exitosa American
Horror Story, como la madre de T’Challa y Shuri; o Sterling K. Brown,
marido en la vida real de Bassett y visto recientemente en American
Crime Story: The People v. O.J. Simpson, por la que se hizo con el Globo
de Oro, como N’Jobu, personaje creado expresamente para la película y con mucha
relevancia en el pasado de nuestro protagonista. Y sí, los
efectos especiales, creación de Industrial
Light & Magic (fundada por George Lucas), sólo pueden ser catalogados
de sobresalientes. Vale, es cierto que la excepcional recepción crítica que ha
recibido en Estados Unidos peca de exagerada; no es menos cierto que la tibieza
con que ha sido tratada por aquí (ok, yo también me uno a aquellos que critican
cómo el director afronta las caóticas escenas de acción) también puede ser
catalogada de injusta. Black Panther
no inventa nada; en todo caso reinventa un (sub)género, el de los superhéroes
cinematográficos, cambiando (¡ya era hora!) los estereotipos y jugando con
ellos. En una época de plena diversidad en el mundo de los cómics Marvel (tenemos a una Thor fémina y con
cáncer, a una Ms. Marvel musulmana, a un Hombre de Hielo que ha salido, no sin
cierta polémica, del armario o a una Spider-Woman que compagina su reciente
maternidad con su “trabajo” como heroína) era necesario que ésta se fuese
trasladando a la gran pantalla. Al UCM
le ha costado aclimatarse (que haya tardado tanto en anunciar la película en
solitario de la Viuda Negra, el personaje al que encarna Scarlett Johansson, lo
dice todo; y eso que de seguro tuvo mucho que ver en semejante decisión el
éxito cosechado por la reciente Wonder
Woman), pero lo ha hecho, y eso es lo importante. Black Panther es una película necesaria; sus valores
cinematográficos son relevantes, pero no la mitad de lo relevante que se
presenta su figura en estos (siempre convulsos) momentos.
Lo mejor: Lo que nos ofrece, cinematográficamente
hablando (a destacar unos efectos especiales que son de primer nivel), pero
también (o sobre todo) extra-cinematográficamente. Es puro espectáculo y,
además, una película comprometida e importante/relevante para la comunidad
negra.
Lo peor: Mi falta de hype.
Puntuación: 6/10.
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