martes, 13 de febrero de 2018

Dragonball Evolution

Título original: Dragonball: Evolution. Año: 2008. País: Estados Unidos. Género: Acción, Fantasía, Ciencia-Ficción. Director: James Wong. Guionista: Ben Ramsey (adaptando el manga de Akira Toriyama; bueno, o eso dicen). Intérpretes: Justin Chatwin, Emmy Rossum, James Marsters, Chow Yun-Fat, Jamie Chung, Joon Park, Eriko Tamura, Ernie Hudson, Richard Blake, Luis Arrieta, Julian Sedgwick.

Es cierto que adaptar Dragon Ball, el manga creado por Akira Toriyama (auténtica obra de culto y éxito cuyo legado no ha cesado y llega hasta nuestros días; comenzó a publicarse en 1984, cerrándose su primera andadura en el ya algo lejano 1995, y fue tal su grado de popularidad a nivel mundial que conoció una adaptación televisiva en forma de anime, varios OVA, es decir, películas de animación dedicadas a narrar distintas historias ajenas a la obra original pero protagonizadas por sus principales personajes, y una cantidad ingente de merchandising, incluidos varios videojuegos revolucionarios, como el recientemente estrenado, y muy recomendable, Dragon Ball FighterZ; es más, Dragon Ball sigue en el candelero gracias a su más reciente continuación: Dragon Ball Super, disfrutable a través de una serie que acumula ya más de 100 capítulos y que cuenta con su pertinente versión manga, guionizada por el propio Toriyama), se presenta como una misión prácticamente imposible; son tantas las historias y personajes que pueblan la obra original que haría falta más de una trilogía (¡varias trilogías más bien!) para dar algo de sentido y entidad a la compleja historia que se quiere adaptar. Así (como una misión imposible) debieron concebir este proyecto James Wong (director) y Ben Ramsey (guionista), quienes han reducido tanto la trama que ésta apenas guarda similitud con el manga (el nombre de los personajes y algún detalle, básicamente). Tanto han recortado que la película apenas dura hora y media...


Se supone que Dragonball Evolution abarca todo la primera gran saga de Dragon Ball, es decir, desde su inicio hasta el torneo en el que se enfrentan Son Goku y Piccolo (o, lo que es lo mismo, todo lo que sucede antes de que la misma pasase a llamarse Dragon Ball Z); aunque, como ya decía al principio, toda coincidencia con el manga (o el anime) es pura coincidencia. Goku, interpretado por Justin Chatwin, el que fuera hijo de Tom Cruise en la taquillera La guerra de los mundos (War of the Worlds), ahora se parece sospechosamente a Peter Parker, siendo un joven estudiante marginado por sus compañeros y enamorado de la chica más popular del instituto. La trama no puede ser más simple: existen siete bolas que, reuniéndolas, invocan a un dragón con la virtud de conceder un deseo; Goku y compañía (aka sus nuevos amigos) tendrán que localizarlas antes de lo que haga el malvado Piccolo, a quien da vida James Marsters, el vampiro Spike de las series Buffy, cazavampiros (Buffy the Vampire Slayer) y Ángel (Angel). Y sí, es una pena que hayan cambiado tanto la historia, que personajes tan importantes como Krillin o Ten Shin Han no aparezcan y sí lo haga, por ejemplo, Mai (Eriko Tamura), como mano derecha de Piccolo; sobre todo teniendo en cuenta que en el manga es simplemente una de las subordinadas de Pilaf, quien, por cierto, no aparece, lo que hace más inexplicable la presencia de la propia Mai. Chow Yun-Fat, protagonista de Tigre y dragón (wu ho cang long), como el maestro (de artes marciales) Roshi; Emmy Rossum, de la serie Shameless, como Bulma, inseparable compañera de aventuras de nuestro protagonista, y Jamie Chung (Sucker Punch, Burning Palms, The Gifted) como Chi Chi, futura mujer de Goku, completan el reparto.


Dragonball Evolution es un completo desastre. Ni la dirección ni los infantiles y simples diálogos funcionan. Tampoco los actores seleccionados, destacando la horrible elección de Joon Park en el papel de Yamcha, el torpe ladrón que termina aliándose con nuestros héroes. ¿Y qué decir de sus efectos especiales? Mediocre resulta tanto la transformación de Goku en mono como la aparición del dragón Shenron (y no me vale como excusa que su presupuesto fuese de tan “sólo” 30 millones de dólares). Pero no sería justo (aunque el cuerpo, como buen fan, me lo pida a gritos) destacar sólo lo negativo, aunque sea lo que predomine: los paisajes rocosos seleccionados casan de maravilla con los vistos en la obra original, las peleas estilo Matrix (aunque el enfrentamiento final con Piccolo dure tan poco; ¡en el anime hubiese durado, por lo menos, media docena de capítulos!) resultan muy vistosas y también está bien logrado el uso de las cápsulas (las cuales contienen objetos; lo comento para los no conocedores) de Bulma. Si no tuviese nada que ver con Dragon Ball podría, a pesar de sus múltiples defectos, haber funcionado como película de aventuras y acción destinada al público infantil/juvenil. Porque lo que más me molesta (bueno, junto a su nula fidelidad) de Dragonball Evolution es la falta de ambición de los implicados. Si hubiesen sido más inteligentes (o hubiesen puesto más entusiasmo) se habrían planteado este proyecto como una trilogía en la que cada película abarcara un torneo: la primera narrando desde los inicios hasta el combate entre Son Goku y Muten Roshi; la segunda continuando con la historia hasta llegar a la final del torneo que enfrentó a Son Goku con Ten Shin Han; la tercera hasta terminar con la pelea que mantienen Son Goku y Piccolo. Además, de haber tenido éxito (sin duda mucho más que el obtenido por el pequeño engendro que nos ocupa), de seguro habrían dado luz verde a otras tantas películas basadas en Dragon Ball Z. Pero, claro, para ello tendrían que haberse trabajado bien el material original, cosa que los integrantes de este desaguisado, y para nuestra desgracia, no hicieron.

Lo mejor: Debería formar parte de algún tipo de cursillo sobre como NO realizar una adaptación. Al menos así tendría alguna utilidad.

Lo peor: Esta cosa no es Dragon Ball. No me extraña que los fans (entre los que incluyo) se cogiesen un berrinche de campeonato. ¡Hasta las infames/deleznables versiones taiwanesa y coreana, pura caspa Serie Z, tienen más gracia que esto!

Puntuación: 1/10.

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