jueves, 22 de febrero de 2018

Bright

Título original: Bright. Año: 2017. País: Estados Unidos. Género: Acción, Fantasía. Director: David Ayer. Guionista: Max Landis. Intérpretes: Will Smith, Joel Edgerton, Noomi Rapace, Lucy Fry, Jay Hernandez, Edgar Ramírez, Matt Gerald, Ike Barinholtz, Margaret Cho, Brad William Henke, Alex Meraz, Veronica Ngo, Happy Anderson, Dawn Olivieri, Kenneth Choi.

Con un presupuesto de casi 100 millones de dólares (cercano al de cualquier superproducción de Hollywood destinada a convertirse en el taquillazo de la temporada), Bright se consolidó como la película más cara producida jamás por Netflix; también en la primera que gozará de una secuela (algo que se llegó a conocer incluso antes del estreno de esta primera entrega). Pero, ¿qué narices es un Bright? O, mejor dicho, ¿a quiénes se conoce con semejante nombre? Como bien explican (bueno, no es que lo expliquen demasiado bien, pero queda dicho y es más que suficiente) en la película, una suerte de mezcla entre las típicas buddy movies policíacas, a lo Arma letal (Lethal Weapon), y el cine de fantasía con trasfondo social, estilo Alien nación (Alien Nation), cinta (que posteriormente conocería su propia serie de televisión y distintas películas rodadas para la pequeña pantalla) con la que guarda ciertas similitudes, un Bright vendría a ser algo así como un ser mágico capaz de hacer uso de unas varitas (también mágicas, claro) capaces de otorgar un poder prácticamente infinito a aquel que haga uso de ellas.


En Bright (la película) vemos cómo conviven, en una especie de presente alternativo, distintas razas (hasta, según nos indican, un total de nueve clases): humanos, orcos (tratados casi como escoria de la sociedad, fuertes y con un sentido olfativo altamente desarrollado), elfos (dominando la clase alta y de aspecto cuasi angelical) y hadas (más parecidas a unos insectos feos y molestos que a los gráciles y bellos seres mostrados en otras obras más infantiles) serían los más representativos (o por en los que más se fija esta película). Nuestros protagonistas son dos policías de distintas razas, uno humano (Will Smith) y otro orco (un irreconocible Joel Edgerton), que deben dejar a un lado sus (muchas) diferencias tras hallar a una elfa (Noomi Rapace) que custodia una varita mágica que no ha de caer, bajo ningún concepto, en manos de una secta de elfos maléficos, liderados por la letal Tikla (Lucy Fry), y conocidos con el nada sutil nombre de “Inferni”. A los ya nombrados Will Smith, quien pasó de protagonizar la tontorrona comedia televisiva El príncipe de Bel-Air (The Fresh Prince of Bel-Air) a participar en largometrajes de gran presupuesto (como Independence Day, su primera gran prueba de fuego en el cine, o las distintas entregas de Men in Black), Joel Edgerton (Animal Kingdom, Warrior), Noomi Rapace, Lisbeth Salander en las películas suecas que adaptan las famosas novelas (la saga Millennium) de Stieg Larssons, y Lucy Fry, vista en series tan dispares como Las sirenas de Maco (Mako Mermaids), especie de spin off de H2o, o Wolf Creek (expansión de la película de mismo título y de la secuela de ésta), hay que sumar a otros actores como Edgar Ramírez, de actualidad gracias a American Crime Story: The Assassination of Gianni Versace, Ike Barinholtz (The Mindy Project), la humorista Margaret Cho (dando vida a la jefa de los personajes de Smith y Edgerton), Brad William Henke (Orange is the New Black) o Jay Hernandez (Hostel). Todos ellos realizando una labor que sólo puede ser catalogada de correcta; sin que ninguno destaque en demasía, para bien o para mal, y con Smith, el mayor reclamo interpretativo con que cuenta Bright, en su línea (que cada uno se lo tome como quiera). Dirige David Ayer, quien no se pudo resarcir de las malas críticas obtenidas con su anterior proyecto, el muy fallido (sobre todo teniendo en cuenta las esperanzas que había despertado entre el fandom su muy divertido tráiler) Escuadrón Suicida (Suicide Squad), cinta en la que también participaron Smith, Barinholtz y Hernandez. 


El punto de partida (me) resulta de lo más curioso (incluso novedoso si atendemos a cómo tergiversa la idea preconcebida que tenemos de seres imaginarios como, por ejemplo, las hadas; tratadas aquí, y como ya decía algo más arriba, como insectos feos y terriblemente molestos). También me interesa cómo Landis, guionista de la película (y de American Ultra, cinta juvenil de espías, o Chronicle, imaginativo trabajo de bajo presupuesto protagonizado por tres jóvenes que adquieren, accidentalmente, superpoderes), e hijo del mítico John Landis, director de Un hombre lobo americano en Londres (An American Werewolf in London) y de uno de los videoclips más famosos/memorables de la historia, el realizado para el tema Thriller, de Michael Jackson, trata problemas de relevancia (el racismo, sin ir más lejos) desde el prisma de lo que vendría a ser una película de fantasía (y no un drama de denuncia social) no apta para todos los públicos. Y es ahí donde radica otro de sus puntos fuentes, en el hecho de que sea una cinta de género que no escatima en escenas sangrientas (hay varios tiroteos a lo largo del metraje) o que incluso se atreva con algún que otro desnudo (desnudos que, eso sí, no van más allá de mostraros varios pechos femeninos; el heteropatriarcado es lo que tiene). Es una pena que todas esas cosas positivas se desvanezcan, y con una facilidad pasmosa, pasados los primeros 15-20 minutos; tan pronto se nos desvela la trama principal de la cinta. Trama anodina, convencional (a pesar de todo) y bastante tonta y deshilachada (personajes que aparecen de cuando en cuando pero no dejan impronta, giros de guión previsibles y, por encima de todo, un formato que no parece el más adecuado; tengo la sensación de que podría haber funcionado mejor como serie). A Netflix le habrá valido la pena gastarse un pastizal en este trabajo (por algo tienen planeada una secuela), pero yo, como espectador, no siento que haya presenciado nada excepcional (ni siquiera un divertimento original por el que haya valido la pena invertir casi dos horas de mi tiempo). Eso sí, mi enfado habría sido considerablemente mayor de haberme topado con Bright en una sala de cine.

Lo mejor: Su punto de partida y algunos chascarrillos que la alejan de la típica película de género.

Lo peor: Casi todo su devenir, prácticamente a partir de que se nos desvele su poco prometedor leitmotiv.

Puntuación: 4/10.

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