Título original: The Thirteen Floor. Año: 1999. País: Estados Unidos. Género: Intriga, Cine Negro, Ciencia-Ficción.
Director: Josef Rusnak. Guionistas: Josef Rusnak y Ravel
Centeno Rodríguez (adaptando la novela de Daniel F. Galouye). Intérpretes: Craig Bierko, Gretchen Mol, Vincent
D’Onofrio, Dennis Haysbert, Armin Mueller-Stahl, Steven Schub, Shiri Appleby, Rif
Hutton, Leon Rippy, Alison Lohman, Jeremy Roberts, Janet MacLachlan, Brad
William Henke.
Roland Emmerich, perpetrador
de películas como Independence Day
(un supertaquillazo que tenía a Will Smith, recién salido del estrellato
catódico, peleando contra aliens que amenazaban con destruir nuestro planeta), Godzilla (la versión protagonizada por
Matthew Broderick) o 2012 (una de
catástrofes cuyo historia giraba alrededor de cierta profecía maya que
anunciaba el fin del mundo), produce este pequeño largometraje de ciencia-ficción.
Nivel 13, que es el título del
trabajo en cuestión, es la adaptación de una novela que ya había sido llevada
anteriormente a la pequeña pantalla: en 1973, en forma de miniserie de dos
capítulos, dirigida por Rainer Werner Fassbinder (Querelle) y titulada El
mundo conectado (Welt am Draht). Pero lo más sorprendente es que dicha
novela, Simulacron-3, fue publicada
durante los años 60, lo que demuestra que su creador, Daniel F. Galouye, era
todo un visionario.
La historia principal tiene como protagonista a Douglas Hall (Craig Bierko, visto en series como Boston Legal o, más recientemente, UnREAL, drama que muestra el caos entre bambalinas de un programa televisivo de citas y que tiene como protagonista femenina a Shiri Appleby, popular gracias a otra serie de televisión, Roswell, y actriz que también participa en la película que nos ocupa), sospechoso de haber asesinado a su jefe y mentor (Armin Mueller-Stahl, nominado al Oscar, en la categoría correspondiente a mejor actor de reparto, por Shine, película en la que daba vida al estricto padre de un niño prodigio que sueña con dedicarse a su pasión: la música), quien creó un mundo virtual que trasladaba a sus usuarios hasta los años 30. Douglas se introducirá en dicho mundo tratando de hallar pistas que den con el paradero del asesino y demostrar así su inocencia. Inocencia que ni él mismo tiene clara. Además, y para complicar un poco más las cosas, aparecen en escena Jane (Gretchen Mol, vendida torpemente por Hollywood durante un tiempo como la nueva “chica de moda” y cuya irregular carrera incluye trabajos como Celebrity, de Woody Allen, o la serie Boardwalk Empire), una bella joven que se presenta como hija del fallecido. El director de esta mezcla de cine negro + ciencia-ficción es Josef Rusnak, director de segunda unidad (es decir, aquel que se encarga de rodar escenas de acción protagonizadas por especialistas u otras de continuidad que, por norma general, requieren de la participación de muchos extras y no de los intérpretes principales) de la ya mencionada Godzilla.
La trama de la película resulta interesante y está lo suficientemente bien elaborada como para mantenernos expectantes (eso sí, a veces se pasa de explicativa; y eso que no resulta especialmente difícil de seguir o comprender). Tanto ella (la trama) como la ambientación (un acierto mezclar ciencia-ficción y cine negro; dos combinaciones que aparentemente deberían chocar pero, y para mí fue toda una sorpresa, casan con gracia) acaban convirtiéndose en lo mejor (o lo más destacable) de Nivel 13. Y no quisiera pasar por alto cómo, a pesar de su muy ajustado presupuesto (poco más de 15 millones de dólares), sus efectos y, sobre todo, sus maquetas lucen de manera dignísima en pantalla. Pero, aunque podríamos estar hablando de una obra de referencia dentro del género (lástima que el estreno, casi simultáneo, de la exitosísima Matrix, trabajo con el que guarda bastantes similitudes, la hiciese pasar un tanto desapercibida; tampoco ayudaron unas críticas excesivamente tibias, todo sea dicho de paso), sus defectos, entre los que resaltaría algunos diálogosbochornosos mejorables, un reparto inadecuado
(añoro intérpretes más carismáticos; aunque, y eso también quiero recalcarlo, todos
cumplen con su cometido, sobresaliendo la labor llevada a cabo por Vincent D’Onofrio
en su papel de barman y… friki informático) o algunos personajes demasiado
caricaturescos (a la mente me viene el chabacano detective al que da vida
Dennis Haysbert), juegan demasiado en su contra. No importa, Nivel 13 es, a pesar de todo ello, un
título a reivindicar; un título especialmente recomendable para aquellos
amantes del género que busquen cintas alternativas (poco conocidas para el gran
público) o que se alejen de ciertos patrones más convencionales (y propios de
cualquier blockbuster de gran
presupuesto).
La historia principal tiene como protagonista a Douglas Hall (Craig Bierko, visto en series como Boston Legal o, más recientemente, UnREAL, drama que muestra el caos entre bambalinas de un programa televisivo de citas y que tiene como protagonista femenina a Shiri Appleby, popular gracias a otra serie de televisión, Roswell, y actriz que también participa en la película que nos ocupa), sospechoso de haber asesinado a su jefe y mentor (Armin Mueller-Stahl, nominado al Oscar, en la categoría correspondiente a mejor actor de reparto, por Shine, película en la que daba vida al estricto padre de un niño prodigio que sueña con dedicarse a su pasión: la música), quien creó un mundo virtual que trasladaba a sus usuarios hasta los años 30. Douglas se introducirá en dicho mundo tratando de hallar pistas que den con el paradero del asesino y demostrar así su inocencia. Inocencia que ni él mismo tiene clara. Además, y para complicar un poco más las cosas, aparecen en escena Jane (Gretchen Mol, vendida torpemente por Hollywood durante un tiempo como la nueva “chica de moda” y cuya irregular carrera incluye trabajos como Celebrity, de Woody Allen, o la serie Boardwalk Empire), una bella joven que se presenta como hija del fallecido. El director de esta mezcla de cine negro + ciencia-ficción es Josef Rusnak, director de segunda unidad (es decir, aquel que se encarga de rodar escenas de acción protagonizadas por especialistas u otras de continuidad que, por norma general, requieren de la participación de muchos extras y no de los intérpretes principales) de la ya mencionada Godzilla.
La trama de la película resulta interesante y está lo suficientemente bien elaborada como para mantenernos expectantes (eso sí, a veces se pasa de explicativa; y eso que no resulta especialmente difícil de seguir o comprender). Tanto ella (la trama) como la ambientación (un acierto mezclar ciencia-ficción y cine negro; dos combinaciones que aparentemente deberían chocar pero, y para mí fue toda una sorpresa, casan con gracia) acaban convirtiéndose en lo mejor (o lo más destacable) de Nivel 13. Y no quisiera pasar por alto cómo, a pesar de su muy ajustado presupuesto (poco más de 15 millones de dólares), sus efectos y, sobre todo, sus maquetas lucen de manera dignísima en pantalla. Pero, aunque podríamos estar hablando de una obra de referencia dentro del género (lástima que el estreno, casi simultáneo, de la exitosísima Matrix, trabajo con el que guarda bastantes similitudes, la hiciese pasar un tanto desapercibida; tampoco ayudaron unas críticas excesivamente tibias, todo sea dicho de paso), sus defectos, entre los que resaltaría algunos diálogos
Lo mejor: La historia,
intrigante y atrayente. También el diseño de producción.
Lo peor: Su ración de
incongruencias, así como algunas resoluciones no del todo satisfactorias o
lógicas. Tampoco me entusiasma su desenlace o la (un tanto edulcorada y fuera
de lugar) subtrama romántica.
Puntuación: 7/10.
No hay comentarios:
Publicar un comentario