Título
original: Wild Things. Año:
1998. País: Estados Unidos. Género:
Intriga, Erótico. Director:
John McNaughton. Guionista: Stephen
Peters. Intérpretes:
Matt Dillon, Denise Richards, Neve Campbell, Kevin Bacon, Theresa
Russell, Bill Murray, Robert Wagner, Daphne Rubin-Vega, Carrie
Snodgress, Jennifer Taylor.
Enrevesado y (muy)
tramposo thriller cuya trama se inicia cuando dos estudiantes muy
distintas (antagonistas y aparentemente enemigas), Kelly (Denise
Richards) y Suzie (Neve Campbell), acusan a Sam Lombardo (Matt
Dillon), el consejero del instituto, de violación. Ray Duquette
(Kevin Bacon) y su compañera Gloria (Daphne Rubin-Vega) serán los
encargados de desenmarañar una historia en la que todos parecer
mentir y/o tener mucho que ocultar.
John McNaughton dirige
esta intriga semi-erótica. El realizador, recordemos, se dio a
conocer con una dura película titulada Henry: retrato de un
asesino (Henry: Portrait of a Serial Killer). Su carrera, sin
embargo, ha ido dando tumbos desde entonces y está plagada de
subproductos (alguna tv movie; mucho capítulo para
teleseries) y películas menores (Normal Life). Se podría
decir (no cuesta nada, en realidad) que Juegos salvajes es su
mejor trabajo (y el más popular) desde que despuntara con la
película antes mencionada.
McNaughton, vamos al
grano, consigue impregnar a la película de un aire malsano y
decadente ideal, algo a lo que también ayuda, y mucho, el buen
trabajo de fotografía. Pero, en lo que más nos vamos a fijar (eso
es así, seamos francos) es en la labor de los actores, quienes se
tienen que enfrentar a personajes que no son lo que parecen, y en el
guión, el cual puede resultar exasperante para los que busquen
coherencia. Recuerdo que, cuando se estrenó, fue muy publicitado su
¿alto? (para nada) contenido sexual y, sobre todo, cierta escena
lésbica protagonizada por Richards y Campbell (¡ojo también al
inesperado frontal que se marca Bacon!), pero dichas escenas, por
mucho que den de qué hablar (seriously?), deberían quedar en
un segundo plano. Aquí lo relevante (para bien o para mal; todo
depende de lo mucho que puedas pasar por alto ciertos dislates) es su
retorcidísimo libreto. Juegos salvajes puede presumir de ser
una de esas producciones en las que uno no sabe qué será lo
siguiente en ocurrir, lo cual es todo un halago, por mucho que le
guste jugar a tomarnos el pelo descaradamente.
Lo mejor: Un
casting imposible al que no sé si detestar (por bizarro e imposible;
atención a la breve, pero intensa, participación de... ¡Bill
Murray!) o adorar (por lo mismo). Sí, creo que, a pesar de todo,
opto más por lo segundo.
Lo peor: Es
un título tramposo; muy tramposo.
Puntuación: 7/10.
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