Título
original: Blood Simple. Año:
1984. País: Estados Unidos. Género:
Intriga, Cine Negro. Director:
Joel Coen. Guionistas: Joel
y Ethan Coen. Intérpretes:
John Getz, Frances McDormand, Dan Hedaya, Samm-Art Williams, M. Emmet
Walsh, Deborah Newmann.
El debut de los hermanos
Coen (Fargo) no es el mejor trabajo que nos han ofrecido.
Tampoco el más representativo, pero sí se presentaba como un
interesante thriller que jugaba a retorcer los tópicos del género.
Y es que, lo que podría haber sido la típica película en la que
una mujer (Frances McDormand, mujer de Joel y actriz fetiche de
ambos; Sangre fácil fue también su debut cinematográfico) y
su amante (John Getz) sufren la ira homicida del marido de ésta (Dan
Hedaya), se acaba convirtiendo en una intriga llena de giros
imposibles.
Sangre fácil destaca tanto por su estilo
visual (casi me atrevería a decir que es más llamativa y detallista
que otras de las cintas realizadas a posteriori por tan respetada
pareja de cineastas) como por su reinvención de un género que
tiende a repetirse (en otras manos esto se hubiese convertido en otra
de esas terribles telepelículas que pueblan las parrillas
televisivas las tardes del fin de semana; la hacen resaltar el
trabajo de dirección, de sus principales intérpretes y un guión
que juega a unir varios géneros dispares).
Porque, además, los Coen aderezan la narración con ciertas dosis de terror (sí, han leído bien) y comedia (negra, negrísima; marca de la casa), aunando momentos de tensión con otros que desorientan al personal. Todo un logro para un trabajo que sin ser redondo, y sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un debut, resulta francamente estimable e interesante. Nota: obtuvo el gran premio del jurado en el Festival de Sundance y dos Independent Spirit (mejor director y mejor actor, para M. Emmet Walsh).
Lo mejor: El
tono, la mezcla de géneros y el trabajo de dirección.
Lo peor:
Un final precipitado e insuficiente.
Puntuación: 6,5/10.
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