jueves, 1 de marzo de 2018

Crueles intenciones

Titulo original: Cruel Intentions. Año: 1999. País: Estados Unidos. Género: Drama, Romance, Intriga, Comedia Negra. Director: Roger Kumble. Guionista: Roger Kumble (adaptando la novela de Choderlos de Laclos). Intérpretes: Sarah Michelle Gellar, Ryan Phillippe, Reese Witherspoon, Selma Blair, Louis Fletcher, Sean Patrick Thomas, Joshua Jackson, Tara Reid, Eric Mabius, Swoosie Kurtz, Christine Baranski.

La novela de Choderlos de Laclos en la que se basa esta película ya había conocido varias traslaciones fílmicas, alguna tan popular como la realizada por Stephen Frears (Philomena), con John Malkovich (+ Glenn Close + Michelle Pfeiffer) de protagonista y titulada Las amistades peligrosas (Dangerous Liaisons), estrenada, curiosamente, casi a la vez que otra de producción inglesa, llamada Valmont, dirigida por Milos Forman (Amadeus) y con Colin Firth y Annette Bening en los papeles principales, pero ninguna tan atípica (y terriblemente soez en sus provocaciones) como la que nos ocupa. 


Aquí la acción se traslada a la actualidad y los protagonistas son adolescentes de clase alta y bajos instintos. Sarah Michelle Gellar, la Buffy de la teleserie Buffy, cazavampiros (Buffy the Vampire Slayer); Ryan Phillippe, uno de los jóvenes chicos de Sé lo que hicisteis el último verano (I Know What You Did Last Summer), cinta de terror en la que también participó Gellar (¡toda una experta en el género!), y visto en películas tan dispares como Nowhere o la multipremiada Crash (aka Colisión); Reese Whiterspoon (casada con Phillippe, con el que tuvo dos hijos, niña y niño, de 1999 a 2008), antes de convertirse en Una rubia muy legal (Legally Blonde) o ganar un Oscar gracias a En la cuerda floja (Walk the Line), en la que interpretaba a June Carter, el gran amor de Johnny Cash, y que ahora triunfa gracias a la serie Big Little Lies; Selma Blair, enemiga de Whiterspoon en la ya mencionada Una rubia muy legal y Liz Sherman, una joven con poderes pirotécnicos, en las dos entregas de Hellboy dirigidas por Guillermo del Toro; Joshua Jackson, de las series Dawson crece (Dawson’s Creek), claro referente juvenil de la época, y The Affair; o Tara Reid (American Pie, Sharknado) son algunos de los rostros juveniles que desfilan por pantalla. Pero que ello no nos lleve a engaño, Crueles intenciones no es la típica producción adolescente; es decir, poco tiene que ver con la mucho más recatada (y cercana a la comedia romántica) revisitación de Pygmalion llamada Alguien como tú (She's All That), estrenada casi a la par y protagonizada por Freddie Prinze Jr., marido de Gellar (la actriz aparece en la misma brevemente, en lo que vendría a ser un cameo visto y no visto) y co-protagonista masculino de la ya recurrente Sé lo que hicisteis el último verano, título clave para comprender el renacimiento del slasher a finales de los años 90. Por cierto, Swoosie Kurtz, actriz que ya participó en la adaptación realizada por Frears, también aparece en esta película; eso sí, no repite papel a pesar de que ambos guarden ciertas similitudes.


Los protagonistas principales de Crueles intenciones son dos hermanastros de lo más engreídos, Sebastian (Ryan Phillippe) y Kathryn (Sarah Michelle Gellar), y el leitmotiv central de la cinta una apuesta orquestada por ella, y secundada por él, en la que está en juego la virginidad de la dulce e inocente Annette (Reese Witherspoon, en un papel para el que la productora quería a Katie Holmes, compañera de Joshua Jackson en Dawson crece): si Sebastian consigue desvirgarla podrá acostarse con su hermanastra, pero si no logra su objetivo ella se quedará con su preciado coche. Tan subversiva trama, así como el descaro de su realizador y guionista al decidir llevar la historia hasta nuestros días (hasta nuestros días en 1999, claro), da como resultado final un producto tan curioso como atrevido (los más puristas todavía se están rasgando las vestiduras, lo que generalmente es buena señal; además, tiene gracia, ya que no lo hicieron con la versión de Frears a pesar de que ésta se saltaba a la torera la descripción de los protagonistas), más vulgar (y hasta ácido) de lo esperado (con alguna que otra escena que forma parte ya de la cultura popular: por ejemplo aquella en la que los personajes de Sarah Michelle Gellar y Selma Blair se besan, con babilla incluida, y que fue galardonada en los premios MTV en la categoría de mejor beso del año; señalar, de paso, que la interpretación de Sarah Michelle también obtuvo su recompensa durante dicha ceremonia) y con unas más que correctas interpretaciones (destaca, por encima de todos, una Sarah Michelle Gellar alejadísima de su popular papel catódico). Curiosidad: hace unos años se anunció que el propio Kumble estaba preparando una especie de continuación en forma de serie para televisión. Incluso se llegó a grabar un episodio piloto con Sarah Michelle Gellar (la única que, al menos en principio, iba a regresar). Sin embargo, la cadena a la que se presentó dicho capítulo, la NBC, no dio el visto bueno y desde entonces nada se ha vuelto a saber del proyecto (a pesar de que su creador anunció que lo iba a intentar vender a otras cadenas).

Lo mejor: Su reparto de jóvenes talentos y, sobre todo, cómo retuerce y/o tergiversa la novela original para adaptarla a otra época con icónicos resultados.

Lo peor: Sorprende que una película tan (a priori) provocadora termine con un mensaje tan conservador y moralizante. No tiene sentido y, además, resulta terriblemente anticlimático (como casi toda la subtrama romántica, dicho sea de paso; no sobra porque resulta necesaria para el devenir de la trama, pero peca de pastelosa). A ello habría que sumar el plano trabajo como director de Kumble (desde luego demuestra ser mejor guionista que realizador).

Puntuación: 6,5/10.

No hay comentarios:

Publicar un comentario