Título original: Drag Me To Hell. Año: 2009. País: Estados Unidos. Género: Comedia, Terror. Director: Sam Raimi. Guionistas: Ivan y Sam Raimi. Intérpretes: Alison Lohman, Justin Long, Lorna Raver, David Paymer, Dileep Rao, Reggie Lee, Adriana Barraza, Bojana Novakovic.
Ante el estreno de
Arrástrame al infierno,
todo el mundo se frotaba las manos afirmando que Raimi volvía a sus
orígenes, a aquellas pequeñas películas gore que tan buenos
resultados le dieron. En definitiva, que volvía el autor detrás de
Posesión infernal (The Evil Dead), quedando relegado aquel
que había triunfado descaradamente (por lo menos de cara a la
taquilla) con la trilogía de Spider-Man. No seré yo quien
les contradiga; en cierto modo no les falta razón. Raimi juega
mezclando el terror con el humor más negro, pero tanto los medios
(obviamente aquí el presupuesto es muchísimo mayor que el dispuesto
en sus primeros trabajos) como el resultado son ciertamente
distintos.
La historia está protagonizada por Christine
Brown (Alison Lohman), una joven a la que la vida parece sonreírle:
su noviazgo con Clay (Justin Long, Tusk)
va viento en popa, y además aspira a conseguir un mejor puesto de
trabajo. Su suerte cambiará tras decidir no ayudar a una anciana
(Lorna Raver) con problemas para pagar su préstamo inmobiliario. A
partir de ese momento una maldición se cierne sobre la chica; una
maldición que amenaza con llevarla al mismísimo infierno...
Las
actuaciones son correctas (Lohman tienen encanto y resulta
convincente, aunque los arrebatos de Lorna Raver terminan siendo lo
más destacado en el apartado interpretativo). Desafortunadamente, la
película no acaba de encontrar la manera de aunar humor (demasiado
negro, véase la primera escena de sacrificio, por momentos;
demasiado tontorrón en otros tantos) y terror (el cual provoca más
asquete que sobresaltos). Y, aunque interesante, el resultado es algo
irregular; un vacuo divertimento inferior a otros trabajos de un
director que conoce bien el género de terror.
Lo mejor: El
grotesco sentido del humor que destila el último tercio de película.
Lo peor: Su
desenlace y una mezcla de géneros (con un humor que a veces se pasa
de pueril al incluir, por ejemplo, a una cabra poseída que profiere
insultos) que no me termina de convencer.
Puntuación: 5/10.
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