Título
original: My Bloody Valentine 3D. Año:
2009. País: Estados Unidos. Género:
Terror. Director:
Patrick Lussier. Guionistas: Todd
Farmer y Zane Smith (adaptando la película de John Beaird y Stephen
Miller). Intérpretes:
Jensen Ackles, Jaime King, Kerr Smith, Edi Gathegi, Andrew Larson,
Kevin Tighe, Marc Macaulay, Richard John Walters.
Hay películas cuyas
escasas pretensiones hacen que uno las valore más. Se podría decir
que es lo que ocurre con la que nos compete (otro perezoso remake,
para más inri). Si bien, es cierto que también ayuda, y mucho, su
falta de pudor a la hora de abordar las escenas más sangrientas o la
comicidad que desprenden algunas de ellas.
El protagonista es
Jensen Ackles (Supernatural), quien interpreta a un joven que
regresa a su pueblo natal cuando se cumplen diez años de la masacre
perpetrada por un maníaco (vestido de minero) que estuvo a punto de
costarle la vida. Dicho retorno coincidirá con, claro, el inicio de
otra serie de terribles asesinatos...
La historia es bien
sencilla, las interpretaciones mortalmente malas (¿qué otra cosa se
puede esperar de semejante plantel de actores?) y el final un tanto
agridulce. Si bien, su desvergüenza y colección de escenas
pintorescas (a destacar la que tiene lugar en el motel) hacen que sea
más entretenida que muchas otras cintas de terror juvenil de
similares intenciones pero menos autoconscientes. No estamos ante una
buena película, pero al menos no engaña a nadie con falsas milongas
y se deja ver con infinita facilidad.
Lo mejor: No
engaña a nadie. Es otro remake a remolque de un subgénero y de unas
3D que no fueron tan revolucionarias como Cameron predijo/quiso.
Lo peor: Un
guión de lo más engañoso.
Puntuación: 4,5/10.
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