Título original: Avatar. Año: 2005. País: Estados Unidos. Género:
Aventuras, Fantasía, Ciencia-Ficción. Director: James Cameron. Guionista: James Cameron. Intérpretes:
Sam Worthington, Zoe Saldana, Sigourney Weaver, Stephen Lang, Michelle
Rodriguez, Giovanni Ribisi, Wes Studi, Joel David Moore, CCH Pounder, Laz
Alonson, Dileep Rao, Matt Gerald.
Si hay algo que no
se le puede negar a Cameron es su afán por ir un poco más lejos con cada
película, por lo menos en el apartado técnico. En Abyss consiguió filmar larguísimas tomas bajo el agua, con Terminator 2: el juicio final
(Terminator 2: Judgment Day) revolucionó el campo de los efectos especiales,
para Titanic construyó una réplica
milimétrica (y prácticamente perfecta) del tristemente famoso barco y con Avatar perfiló (léase
popularizo; léase actualizó; léase revolucionó) el uso de las tres dimensiones.
De todas formas, también habría que señalar su ineficacia a la hora de crear
argumentos originales o diálogos interesantes. Si el de Titanic (el guión) era una mezcolanza entre La dama y el vagabundo (Lady and the Tramp) y La aventura del Poseidón (The Poseidon Adventure), el de Avatar es un batiburrillo de ideas
ecologistas y diálogos relamidos. Y, de fondo, una historia de amor estilo Pocahontas. Esto último incluso confirmado
por el propio realizador (sic).
La trama de la película es bien sencilla: tras el fallecimiento de su hermano,
Jake Sully (Sam Worthington actor que iba para estrella del cine de acción pero
cuya fama se ha ido desinflado a marchas forzadas), ex-marine postrado en una
silla de ruedas, es reclutado para ocupar su lugar "introduciéndose"
en el cuerpo (de ahí el título: Avatar)
de un ser exacto al de cualquier nativo de Pandora. Su misión: viajar hasta dicho
planeta para localizar un cotizadísimo mineral que sólo se halla allí. Pero la cosa
se complica y Sully acaba conociendo a Neytiri (Zoe Saldana, experta en sagas y
superproducciones en las que suele aparecer irreconocible; la que nos ocupa no
es una excepción), una Na'vi (habitante de Pandora). Nuestro héroe no tardará
en dudar entre ayudar a sus ya ex–compañeros, quienes pretenden arrasar el
lugar, a sus nuevos compañeros científicos, de intenciones más pacíficas, o a
los habitantes de Pandora. En el apartado interpretativo hallamos (además de a
los un tanto desconocidos, al menos por aquel entonces, Worthington y Saldana) a
actrices como Sigourney Weaver, cuyo papel parece un claro homenaje a su
teniente Ripley, protagonista de Alien,
el octavo pasajero (Alien), cuya secuela, Aliens, el regreso (Aliens), rodó el propio Cameron, o Michelle
Rodriguez (Cameron es fan confeso de la película que la puso en el candelero: Girlfight) en un muy agradecido papel
(véase la secuencia que tiene lugar en la cárcel). Stephen Lang, visto en una de
las grandes sorpresas del cine de terror de 2016, No respires (Don’t Breathe), se tiene que “conformar” con el papel
de malo de la función.
Cameron crea para la ocasión un amplio abanico de seres llamativos (sirvan como claro ejemplo los Na'vi: enormes, de aspecto felino y ¡azules!; todo un delirio para la vista y muy alejados de la visión que el cine nos ha ofrecido de otros extraterrestres; también me gustaría citar, aunque sólo sea por lo mucho que me llamaron la atención, a unos animales mitad martillo y mitad rinocerontes o a esa suerte de Pterosaurios de vistosos colores) y paisajes que vendrían a ser una especie de mezcla perfecta entre una selva amazónica (llevada al extremo) y el mundo marino (trasladado a la superficie); ¡a destacar la vegetación que luce en la oscuridad! Avatar es un espectáculo visual (de eso no cabe duda; está claro que es una de sus más grandes bazas y sus responsables lo saben y lo sobre-explotan), con carreras, caídas al vacío e impresionantes luchas, creadas para aprovechar al máximo la (renovada) técnica tridimensional. A dicha lista de virtudes habría que sumar una más de la que no querría olvidarme (o pasar por alto): su magnífico apartado sonoro. A pesar de todos sus defectos (incluida una técnica tridimensional que se antojaba mejorable o un metraje, ¡de más de dos horas y media de duración! un tanto excesivo, que no aburrido), Avatar representa un espectáculo de gran magnitud, un canto a la naturaleza (y eso siempre está bien) y se presenta(ba) como una película pionera. Servidor se enorgullece de haberla podido disfrutar en la gran pantalla durante su estreno.
Lo mejor: Su revolucionario uso
de las 3D.
Lo peor: La historia, mucho más
simple (y plagiadora) de lo que aparenta (o me gustaría). También su tono,
excesivamente ñoño a pesar de todo (porque muerte hay, ¡y muchas!).
Puntuación: 6,5/10.
No hay comentarios:
Publicar un comentario