Título original: My Own Private Idaho. Año: 1991. País: Estados
Unidos. Género: Drama. Director: Gus Van Sant. Guionista: Gus Van Sant. Intérpretes: River Phoenix, Keanu Reeves, James
Russo, William Richert, Rodney Harvey, Chiara Caselli, Udo Kier, Grace
Zabriskie, Jim Caviezel.
Mike (River Phoenix) y Scott
(Keanu Reeves) se ganan la vida prostituyéndose. Pero eso es lo único que
tienen en común, ya que sus orígenes, por ejemplo, son bien distintos. Mike
proviene de una familia desestructurada, mientras que Scott podría convertirse,
algún día, en un rico heredero. Para colmo de males, el primero sufre de narcolepsia,
una enfermedad que provoca que se quede dormido ante situaciones de mucho
estrés.
Surrealista, imaginativo y un tanto trasgresor, el tercer largometraje de Gus Van Sant cuenta además con otro extra añadido: la magnífica interpretación del tristemente desaparecido River Phoenix (ya podía haber aprendido algo Keanu Reeves, quien ya entonces se limitaba, al igual que lo sigue haciendo hoy día, a poner cara de palo).
Lo que menos me gusta de este loable trabajo es su desenlace, ya que el mismo puede malinterpretarse y ser tildado de conservador o falso (algo que no cuadra con todo lo que nos han venido contando hasta ese momento). En concreto me refiero a todo lo que tiene que ver con el personaje de Reeves y con su devenir. Ello no evita que estemos ante una de las películas más conocidas y adoradas del realizador de El indomable Will Hunting (Good Will Hunting). Por cierto, Flea, uno de los fundadores del grupo musical Red Hot Chili Peppers, participa brevemente dando vida a uno de los chaperos y ladrones con los que se suelen juntar nuestros protagonistas.
Lo mejor: Phoenix y el guión.
Lo peor: Su desenlace.
Puntuación: 6/10.
No hay comentarios:
Publicar un comentario