viernes, 23 de noviembre de 2018

Exorcismo en Connecticut

Titulo original: The Haunting in Connecticut. Año: 2009. País: Estados Unidos. Género: Terror. Director: Peter Cornwell. Guionistas: Tim Metcalfe y Adam Simon. Intérpretes: Virginia Madsen, Kyle Gallner, Martin Donovan, Elias Koteas, Amanda Crew, Sophi Knight, John B. Lowe, John Bluethner, Ty Wood.

Sara (Virginia Madsen, protagonista femenina de Candyman) decide mudarse junto a su hijo enfermo de cáncer, Matt (Kyle Gallner), y el resto de su familia (a destacar la participación de Martin Donovan, actor fetiche de Hal Hartley, quien da vida al marido de Sara y padre de Matt; también la de Elias Koteas, Crash, como el reverendo de turno), a una casa que se haya más cerca del hospital en el que el joven está siendo tratado. Una vez instalados comienzan a presenciar una serie de sucesos paranormales de origen desconocido. No tardaran en investigar el lugar, pero sus descubrimientos pondrán en jaque a todos y cada uno de ellos…


A pesar de que su título insinúe lo contrario, Exorcismo en Connecticut guarda más similitudes con cualquier película ochentera sobre casas encantadas que con El exorcista (The Exorcist), clásico por antonomasia del cine de terror, o El exorcismo de Emily Rose (The Exorcism of Emily Rose), por poner dos claros ejemplos de películas sobre (valga la redundancia) exorcismos. Sin embargo, además de resultar tremendamente predecible, carece de la angustia necesaria para resultar interesante. Es cierto que goza de un más que digno acabado (especialmente su fotografía), pero se sirve en demasía de bruscos cambios sonoros, y sustos varios, que acaban agotando por acumulación.


No son las únicas deficiencias que hallamos en Exorcismo en Connecticut: la dirección es demasiado monótona, no consiguiendo crear la atmósfera que requiere la temática, y viéndose forzada a repetir una y otra vez los mismos golpes de efectos. Es cierto que algunos funcionan (sobre todo durante la primera parte), pero acaban siendo muy repetitivos. Como repetitivos (parece que va a ser la palabra más usada) se presentan sus, por otra parte monótonos, diálogos. Las interpretaciones, por su parte, no pasan de lo funcional. La sensación final es la de estar ante un producto que se deja ver, pero al que se podría haber sacado (mucho) más jugo. Curiosidad: cuenta con una secuela un tanto bastarda: Exorcismo en Georgia (The Haunting in Connecticut 2: Ghosts of Georgia).

Lo mejor: La labor del director de fotografía o que sea, en general, una cinta bastante macabra.

Lo peor: No ofrece nada nuevo y es, y ya paro, terriblemente repetitiva (sí, casi tanto como yo).

Puntuación: 4/10.

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