Título
original:
Grey’s
Anatomy. Años:
2021-2022
(Temporada 18 de Anatomía
de Grey).
País:
Estados Unidos. Género:
Drama, Comedia, Romance. Creadora:
Shonda Rhimes. Intérpretes:
Ellen
Pompeo, Chandra Wilson, James Pickens Jr., Kevin McKidd, Kim Raver,
Caterina Scorsone, Kelly McCreary, Camilla Luddington, Scott
Speedman, E.R. Fightmaster, Debbie Allen, Chris Carmack, Jake
Borelli, Alex Landi, Richard Flood, Anthony Hill, Jason George, Kate
Walsh, Gregg Germann, Jesse Williams, Sarah Drew.
En
esta temporada 18 de Anatomía de Grey
el COVID-19 ya es historia. Así no los hacen saber. Además, ya
abordaron el tema durante toda
la temporada anterior y en esta
dicimoctava se centran en otros temas, como, por ejemplo, en
presentarnos a un nuevo personaje no binario, Kai Bartley (E.R.
Fightmaster), o en traer de
vuelta, y de manera breve, claro, a algunas viejas caras conocidas:
Addison Montgomery (Kate Walsh), Jackson Avery (Jesse Williams),
April Kepner (Sarah Drew)... También en devolvernos a un antiguo
interés amoroso de nuestra protagonista: Nick Marsh (Scott Speedman,
quien se dio a conocer hace ya unos cuantos años gracias a otra
serie: Felicity).
Lo de
Speedman tiene su medio sentido. Y es que la temporada pasada se fue
el que parecía más claro sucesor de Derek Shepherd (Patrick
Dempsey), el malogrado Andrew DeLuca (Giacomo Gianniotti). Cormac
Hayes, interpretado por Richard Flood, tampoco ha cuajado (sí, otro
personaje desaprovechado, y ya van unos cuantos...). La incorporación
de Speedman se destapa como uno de los alicientes de esta temporada.
La de E.R. Fightmaster no me ha convencido tanto. Y no tiene tanto
que ver con la labor interpretativa, ni con la inclusión de un
personaje no binario (Anatomía de Grey
siempre se ha caracterizado por su oda a la diversidad, algo que me
encanta y agradezo), sino por lo poco agradable que se presenta.
Tampoco me ha entusiasmando cómo dicho personaje se relaciona con el
de Caterina Scorsone. Pero es que, claro, Amelia Shepherd no es
precisamente uno de mis personajes favoritos... Me pongo a pensar y
la mayoría de los que fueron mis personajes favoritos de la serie
hace ya bastante que la abandonaron... Pero bueno, soy de los que,
desde el principio, está a favor de una protagonista tan atípica
(inicialmente, e incluso a posteriori, tachada de borde e inmadura)
como Meredith Grey (Ellen Pompeo).
Pero
más allá de la poca chispa con la que ha sido escrito el personaje
de E.R. Fightmaster, o de que Speedman sea el enésimo intento de
interés amoroso de Grey (¡como si necesitase uno!; ¡ella es la
líder del función, la serie lleva su apellido!), esta temporada
falla en otros puntos que antaño hicieron tan grande a Anatomía
de Grey, como, por ejemplo, buenos
arcos sentimentales (lo siento, pero ni me han interesado los líos
amorosos de Amelia ni las idas y venidas del resto de parejas ya más
o, sobre todo, menos consolidadas) o accidentes cuasi imposibles (el
de coche que tiene lugar en el capítulo 8 no ha podido ser más
sosete, aunque no es peor que aquel en el que Meredith y Nick pasan
un finde romántico en la cabaña de él).
Lo mejor: Sigue
yendo por delante de todas en lo que a diversidad y actualidad se
refiere. Me ha gustado especialmente su final de temporada. El mismo,
y a diferencia de lo que nos han ofrecido otros años, deja de lado
su, valga la redundancia, lado más catastrofista (no hay fatales
accidentes de avión ni tiroteos) y se muestra reivindicativo. Y yo
aplaudo fuertemente su discurso. El debate sobre la eutanasia, por
contra, lo llevan al terreno más culebronesco. Entendible (Anatomía
de Grey es lo que es, un drama médico culebronesco de enredo;
usando la palabra culebronesco como algo positivo, ojo), pero menos
aplaudible.
Lo peor: La
sensación de que ha sido una temporada sosa, sin tramas
especialmente inspiradas o, ¿por qué no?, rocambolescas.
Puntuación: 6/10.
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