Título original: Mysterious Skin. Año: 2004. País: Estados Unidos. Género:
Drama. Director: Gregg Araki. Guionista: Gregg Araki (adaptando la
novela de Scott Heim). Intérpretes: Joseph Gordon-Levitt, Brady Corbet, William
Sage, Elisabeth Shue, Michelle Trachtenberg, Jeff Licon, Lisa Long, Chase
Ellison, David Lee Smith.
El cine de Gregg Araki siempre se
ha caracterizado por sus personajes marginales, sus jóvenes desinhibidos, sus
actos violentos y el uso y abuso de sustancias ilegales. Un cine tan delirante
como propenso a los excesos cuasi paródicos. Mysterious Skin todavía mantiene ciertos guiños o temas recurrentes
dentro de la filmografía del realizador: esa fotografía colorista, una banda
sonora plagada de éxitos alternativos (en la que nos ocupa suenan canciones de,
entre otros, Sigur Rós, Curve o Slowdive), pero se desmarca de trabajos
anteriores con su tono decididamente serio y su (todavía más) cuidado acabado. Parte
de la “culpa” parece residir en su guión, una valiente adaptación realizada por
el mismísimo Araki.
La historia tiene como protagonistas a dos personajes que bien podrían ser
definidos como las dos caras de una misma moneda. Neil (sobresaliente Joseph
Gordon-Levitt) y Brian (Brady Corbet) no pueden ser más diferentes. El primero
es un gay confeso (y orgulloso) que se prostituye con hombres mayores y cuya
frialdad asusta incluso a sus amistades; el segundo es un chico retraído y
obsesionado con los extraterrestres, es más, está casi seguro de haber sido
abducido en el pasado e incluso busca pruebas de ello. Sin embargo, ambos
tienen un pasado común que les ha convertido en lo que ahora son. Al hilo de
esto me atrevo a señalar que uno de los puntos fuertes de este trabajo se halla
en las relaciones que se establecen entre los distintos personajes que lo
pueblan.
Mysterious Skin tiene el orgullo de
contar con un excelente conjunto de actores. Brilla especialmente la pareja
protagonista: un convincente Brady Corbet y un soberbio Joseph Gordon-Levitt, dando
vida a un personaje diametralmente opuesto a los que había venido interpretando.
El actor realiza una interpretación poderosa, consiguiendo, con aparente
facilidad, transmitir la frialdad y complejidad de su personaje. El resto del
reparto cumple su cometido, aunque se echa en falta algo más de entidad en
algunos, como el de la madre de Neil (Elisabeth Shue) o sus amigos, Wendy (Michelle
Trachtenberg) y Eric (Jeff Licon). Para el recuerdo quedan escenas impactantes
(la repentina nevada frente a la pantalla de cine, la lluvia de cereales…) y
una historia emotiva que no recurre a sensiblerías facilonas ni a apologías
baratas que sólo tratan de contentar al espectador. Es verdad que la historia
es muy dura. Es verdad que resulta difícil (o directamente imposible) comprender
los actores de los personajes. Es verdad que puede resultar desalentadora. Todo
ello es verdad, pero también lo es que estamos ante una propuesta arriesgada y
valiente que merece (y mucho) la pena ser vista.
Lo mejor: Prácticamente todo. Desde su historia tabú hasta su magnífico
protagonista.
Lo peor: Su escasa repercusión (sobre todo por estos lares).
Puntuación: 9/10.
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