sábado, 13 de agosto de 2016

Mysterious Skin

Título original: Mysterious Skin. Año: 2004. País: Estados Unidos. Género: Drama. Director: Gregg Araki. Guionista: Gregg Araki (adaptando la novela de Scott Heim). Intérpretes: Joseph Gordon-Levitt, Brady Corbet, William Sage, Elisabeth Shue, Michelle Trachtenberg, Jeff Licon, Lisa Long, Chase Ellison, David Lee Smith.

El cine de Gregg Araki siempre se ha caracterizado por sus personajes marginales, sus jóvenes desinhibidos, sus actos violentos y el uso y abuso de sustancias ilegales. Un cine tan delirante como propenso a los excesos cuasi paródicos. Mysterious Skin todavía mantiene ciertos guiños o temas recurrentes dentro de la filmografía del realizador: esa fotografía colorista, una banda sonora plagada de éxitos alternativos (en la que nos ocupa suenan canciones de, entre otros, Sigur Rós, Curve o Slowdive), pero se desmarca de trabajos anteriores con su tono decididamente serio y su (todavía más) cuidado acabado. Parte de la “culpa” parece residir en su guión, una valiente adaptación realizada por el mismísimo Araki. 


La historia tiene como protagonistas a dos personajes que bien podrían ser definidos como las dos caras de una misma moneda. Neil (sobresaliente Joseph Gordon-Levitt) y Brian (Brady Corbet) no pueden ser más diferentes. El primero es un gay confeso (y orgulloso) que se prostituye con hombres mayores y cuya frialdad asusta incluso a sus amistades; el segundo es un chico retraído y obsesionado con los extraterrestres, es más, está casi seguro de haber sido abducido en el pasado e incluso busca pruebas de ello. Sin embargo, ambos tienen un pasado común que les ha convertido en lo que ahora son. Al hilo de esto me atrevo a señalar que uno de los puntos fuertes de este trabajo se halla en las relaciones que se establecen entre los distintos personajes que lo pueblan.


Mysterious Skin tiene el orgullo de contar con un excelente conjunto de actores. Brilla especialmente la pareja protagonista: un convincente Brady Corbet y un soberbio Joseph Gordon-Levitt, dando vida a un personaje diametralmente opuesto a los que había venido interpretando. El actor realiza una interpretación poderosa, consiguiendo, con aparente facilidad, transmitir la frialdad y complejidad de su personaje. El resto del reparto cumple su cometido, aunque se echa en falta algo más de entidad en algunos, como el de la madre de Neil (Elisabeth Shue) o sus amigos, Wendy (Michelle Trachtenberg) y Eric (Jeff Licon). Para el recuerdo quedan escenas impactantes (la repentina nevada frente a la pantalla de cine, la lluvia de cereales…) y una historia emotiva que no recurre a sensiblerías facilonas ni a apologías baratas que sólo tratan de contentar al espectador. Es verdad que la historia es muy dura. Es verdad que resulta difícil (o directamente imposible) comprender los actores de los personajes. Es verdad que puede resultar desalentadora. Todo ello es verdad, pero también lo es que estamos ante una propuesta arriesgada y valiente que merece (y mucho) la pena ser vista.

Lo mejor: Prácticamente todo. Desde su historia tabú hasta su magnífico protagonista.

Lo peor: Su escasa repercusión (sobre todo por estos lares).

Puntuación: 9/10.

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