El retorno de Roseanne, la famosa sitcom creada y protagonizada por
Roseanne Barr (y que se mantuvo en antena durante 9 temporadas; de 1988 a 1997),
no nos tomó por sorpresa. No en vano existe, de un tiempo a esta parte, un
fenómeno revival que nos ha devuelto
series como Las chicas Gilmore (Gilmore
Girls), Will & Grace o Expediente X (The X-Files). Lo que
ninguno nos imaginábamos es que fuese cancelada habiéndose convertido en uno de
los grandes estrenos de la temporada (su primer capítulo superó los 18 millones
de telespectadores).
Ya durante su
estreno muchos se rasgaron las vestiduras al comprobar que Roseanne (la reina
de la clase baja; bueno, más o menos), y al igual que Barr en la vida real, se
mostraba partidaria de Donald Trump. Ello provocaba, en la serie, que ella y su
hermana, Jackie (Laurie Metcalf), dejasen de hablarse. Sin embargo, y ya en la
vida real, sucedía algo infinitamente más surrealista: el mismísimo Trump
telefoneaba a la actriz para felicitarla por el éxito de su serie. Serie que,
al poco de ser estrenada, y tras unos más que excelentes datos de audiencia,
era renovada por una nueva temporada. La crítica, por cierto, también fue
mayoritariamente (muy) positiva.
Las buenas noticias
no tardarían en desvanecerse. ABC,
canal que emitía la serie, decidía cancelarla tras un tuit firmado por la
propia Roseanne en el que insultaba a Valerie Jarrett, la que fuera asesora de
Obama cuando éste era presidente. “Si los Hermanos Musulmanes y El planeta de
los simios tuvieran un hijo: vj” (¡!), rezaba el terrible tuit. No era el
primer tuit reprobable que la actriz escribía (Barr es famosa, además de por no
tener pelos en la lengua, por sus continuos exabruptos), pero fue la gota que
colmó el vaso. Poco importó que posteriormente se disculpara. La cadena había
tomado ya una decisión y algunos compañeros de la actriz, como Sara Gilbert o
Michael Fisher, que interpretaban a dos de sus hijos, afearon su
comportamiento, lo que llevo a ésta a protagonizar momentos decididamente
confusos (criticándolos primero y mostrando el cariño que por ellos profesaba
después). También llegó a culpar de su falta de tacto (sic) a la medicación que
estaba tomando. Incluso aseguró que no sabía que Jarrett, de origen iraní,
fuese negra (¡!), tratando de invalidar así las acusaciones de racismo. Nada
funcionó. Roseanne (la serie, claro)
había muerto. Sin embargo, y en un giro de los acontecimientos que ya se veía venir (casi desde que se inició la polémica), ABC ha decidido dar luz verde a The Conners, continuación (spin off, más bien) de esta serie pero sin el personaje de Barr. Esperemos que mantenga el buen nivel.
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