Título original: Pose. Año: 2018. País: Estados Unidos. Género:
Drama. Director: Ryan
Murphy. Guionistas: Ryan Murphy,
Brad Falchuk y Steve Canals. Intérpretes: Mj Rodriguez, Indya Moore, Evan Peters, Ryan
Jamaal Swain, Billy Porter, Dominique Jackson, Kate Mara, James Van Der Beek, Charlayne
Woodard, Angelica Ross, Hailie Sahar, Clark Jackson, Roslyn Ruff, Deidre
Goodwin.
Pose, la nueva serie del prolífico Ryan Murphy (American
Horror Story, American
Crime Story), se presenta como su trabajo más reivindicativo (“voy a
donar el 100% de mis beneficios de la nueva serie Pose de FX a
organizaciones de caridad trans y LGBTQ”, aseguraba el propio Murphy), con
permiso de la superlativa The
Normal Heart. Y es así gracias a su muy inclusivo reparto (se ha hecho
hincapié, durante la promoción, en el hecho de que cerca del 95% de los actores
pertenezcan al colectivo LGBT; el equipo técnico también está compuesto, en
gran medida, por gente perteneciente a alguna minoría) y también, claro, a su
historia.
Ambientada en el Nueva York de la década de los 80 (en 1987, según nos
indica al inicio del capítulo), Pose
nos narra cómo distintos grupos de marginados (pertenecientes al colectivo LGBT)
encuentran un refugio en distintas “Casas” (especie de casas, valga la
redundancia, de acogida en las que se refugian de un mundo que les estigmatiza,
teme y/o sataniza; en este primer capítulo conoceremos dos de ellas: la “Casa
de la Abundancia” y la “Casa de Evangelista”, llamada así por Linda Evangelista),
lideradas, cada una de ellas, por un figura conocida como “Madre” (generalmente
una mujer transgénero) y unidas por una competición (conocida como ball culture) en la que los
participantes han de exhibir sus mejores, y más vistosos, atuendos atendiendo a
un tema muy concreto (y en los que la música y el baile también tienen su hueco).
De entre los marginados destacan cuatro nombres, los de Blanca (Mj Rodriguez), quien
sueña con fundar su propia “Casa”, Angel (Indya Moore), que se gana la vida
prostituyéndose (y que se presenta, al menos de momento, como mi personaje
favorito), Damon (Ryan Jamaal Swain), un joven al que le gusta bailar y que ha
sido expulsado de su hogar tras confirmar a su autoritario padre (Clark Jackson)
que es gay, y Electra (Dominique Jackson), “Madre” de la “Casa de la Abundancia”.
En el otro extremo nos encontramos a un aspirante a yuppie, llamado Stan (Evan Peters, visto en la ya nombrada
antología American Horror Story), a su
novia (Kate Mara) y a su nuevo jefe, un James Van Der Beek recuperado para la
pequeña pantalla tras haber dado vida a Dawson en la teleserie juvenil Dawson
crece (Dawson’s Creek) y tras haber formado parte, más recientemente,
de la fallida CSI:
Cyber. Angel y Stan serán los personajes que sirvan de nexo de unión a
ambos, y tan decididamente opuestos, “mundos”.
Hay que celebrar que las series opten, cada vez con más asiduidad, por
incluir en sus historias a personajes pertenecientes a distintas minorías. Es
algo a lo que Murphy ya nos ha acostumbrado y que aquí lo lleva hasta el más
necesario de los extremos (ya no hablamos de uno o dos personajes secundarios
dentro de una trama dominada por algún que otro varón blanco heterosexual, sino
de toda una historia que gira en torno a todo un abanico de diversidad, tanto
de género como de orientación sexual; también parece, al menos por lo visto en
este primer capítulo, que se quiere hacer hincapié en temas como la violencia
y/o discriminación que sufren determinados colectivos, las enfermedades de
transmisión sexual o distintos conflictos de identidad). Pose se presenta como una serie a celebrar, pero también tiene
algunos contras que conviene señalar, como el hecho de que algunos personajes,
al menos en esta primera toma de contacto (primera pero extensísima; casi
extenuante, ya que su duración se extiende
hasta los 80 minutos, lo cual perjudica muy mucho su ritmo; sí, he de
reconocer que su digestión se me hizo innecesariamente pesada), se nos muestren
un tanto obvios (James Van Der Beek) o casi prescindibles (el de Kate Mara, por
ejemplo). Aunque todavía es demasiado pronto como para atreverme a realizar
semejantes aseveraciones (recordemos que éste es el primero de los 8 capítulos
que compondrán la temporada). Lo que sí tengo claro es que Murphy ha vuelto a
anotarse un nuevo tanto. ¡Y ya van unos cuantos!
Lo mejor: Que sea una serie tan
inclusiva, los temas que trata, la banda sonora (así como todas y cada una de
las referencias a la cultura pop que tiene a bien incluir) y su vistosidad
(¡cómo no destacarla si es, de seguro, una de sus más llamativas virtudes!). Y
sí, también el numerito de baile que se marca Damon al son de I Wanna Dance with Somebody,
de Whitney Houston.
Lo peor: Cómo van
desarrollándose algunas tramas (de manera terriblemente atropellada) y su nula
sutileza a la hora de presentarnos a los personajes.
Puntuación: 6,5/10.
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